La expresidenta del PP vasco, María San Gil, compara el aborto con el terrorismo y denuncia que en España "se eliminen con una violencia atroz, en silencio, aproximadamente 115.000 vidas humanas cada año en los establecimientos de la industria abortista".
San Gil se expresa así en el prólogo del libro 'Aborto Cero', del que es coautora junto a otras 22 personalidades, entre ellos varios miembros del PP, donde establece un paralelismo entre la violencia terrorista y la interrupción voluntaria del embarazo. "La esencia del terrorismo consiste, precisamente, en negar al 'otro' el derecho a la vida. Para el terrorista, para el ideólogo del terrorismo, el asesinato se justifica en la existencia de un 'otro' que hostiga nuestra humanidad verdadera", dice San Gil.
Según detalla en el texto, "los llamados 'procesos de paz' o de negociación con bandas terroristas no son injustos sólo por las concesiones que puedan hacerse a estos enemigos de la libertad, concesiones que legitimarían todos sus asesinatos, torturas y secuestros, sino, fundamentalmente, porque se asume la pavorosa lógica terrorista, según la cual las víctimas no son seres humanos y, por ello, su derecho a la vida se configura de una manera distinta y tiene sus propios límites".
En este contexto, apunta que no se puede invocar una mayoría favorable al aborto para defender la vigencia de la legislación actual: "Una mayoría invocada para limitar el derecho a la vida, precisamente el de los seres humanos en su estado de mayor vulnerabilidad e indefensión, no es una democracia sino una pesadilla. Cualquier cosa es posible, a partir de entonces", asegura la ex dirigente 'popular'.
Para San Gil, el cambio de ley previsto por el Gobierno tiene su origen en "la oposición a la ley del aborto ejercida por ciudadanos alertas y generosos, conectados entre sí a través de internet y de las redes sociales", una movilización que ha evitado, en su opinión, que los representantes políticos "cerraran en falso el debate, como ya ocurrió hace treinta años".
"La sociedad, los ciudadanos, han comprendido mucho antes que sus políticos que 'los otros' no son distintos de 'nosotros' y toda ley que limita el derecho a la vida reduce también la condición de ser humano y mantiene a nuestras democracias en un estado de infancia de los derechos", denuncia.