Oriol Junqueras
El papel de Oriol Junqueras en el 1-O, clave para el impulso del sentimiento nacionalista entre la ciudadanía catalana
Oriol Junqueras nació el 11 de abril de 1969. Hacemos un repaso de su trayectoria y explicamos por qué ha sido un político clave en la celebración del referéndum ilegal.

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La resiliencia es una virtud clave en política. Oriol Junqueras podrá ser catalogado por sus simpatizantes y retractores en una infinidad de adjetivos, pero sin importar la visión que se decida postular, es difícil pensar que alguien pueda calificar al presidente de Esquerra Republicana de Catalunya como alguien que se desmorone ante la adversidad. Nacido el 11 de abril de 1969, Oriol Junqueras es un político clave para entender los sucesos que llevaron a la celebración del referéndum ilegal e irregular del 1 de octubre de 2017.
Primeros pasos en ERC
Teniendo una notable carrera política, Junqueras dio sus primeros pasos como eurodiputado por ERC, cargo que llegó a compaginar cuando fue investido como alcalde del pueblo de su infancia, San Vicente dels Horts. Poco a poco su influencia en el partido fue al alza, llegando hasta el punto de obtener el apoyo suficiente para que sus compañeros le convirtieran en presidente del partido de izquierdas catalán. Oriol Junqueras tenía claro que su liderazgo en ERC debía conducir a Cataluña a un objetivo final: la independencia.
Presentado como candidato en las elecciones autonómicas de Cataluña de 2012, Junqueras perdería contra Artur Mas, de Convergència i Uniò, quedando como segunda fuerza en el parlamento catalán. Fue ERC la que permitió con sus votos que Mas fuera investido como presidente de la Generalitat, poco importó que ERC, un partido de izquierdas progresista que aboga por el reparto de la riqueza, aupara a la presidencia al candidato de un partido conservador de derechas. Parecía que el sentimiento independentista se anteponía a las ideologías socioeconómicas que diferencian a ambos partidos.
Junts pel Sí
Esto se confirmó con el gran proyecto de coalición electoral en las elecciones autonómicas del 2015, Junts pel Sí, que agrupaba los principales partidos independentistas, sin importar el lado del espectro político en el que se situaran. En este escenario, tras dos investiduras de Artur Mas fallidas para la presidencia de la Generalitat, emergió la figura de un político desconocido para la mayoría de
los españoles: Carles Puigdemont, quien acabó siendo investido presidente in extremis, lo que permitió a Junqueras hacerse con la vicepresidencia de la Generalitat, además de la Consejería de Economía y Hacienda. Las fichas del juego ya estaban repartidas en el tablero, el plan por la independencia de Cataluña se ponía en marcha.
Argumentando en base al derecho de libre determinación de los pueblos, el Govern aprobó la Ley del referéndum de autodeterminación de Cataluña, un movimiento que no tardó en recibir una respuesta por parte de los organismos competentes. El Tribunal Constitucional suspendió cautelarmente la aplicación de la ley el 7 de septiembre de 2017, dos meses después de que se aprobara, lo que no impidió que continuara su desarrollo. Declarada inconstitucional, a los líderes independentistas no les tembló el pulso, todo debía seguir su rumbo hasta el 1 de octubre sin importar las consecuencias.
El referéndum del 1 de octubre
Episodios como el de la Consejería de Economía sucedidos el 20 de septiembre demostraron la determinación de los nacionalistas por celebrar el sufragio. La Guardia Civil inició la 'Operación Anubis', donde realizaron 41 registros a organismos y 14 detenciones pertenecientes a la Generalitat. Esto provocó los altercados protagonizados por independentistas contra las fuerzas de seguridad del estado en el exterior de la mencionada consejería, en la cual Junqueras ejercía su cargo.
El referéndum del 1-O acabaría celebrándose con una participación del 43% de los catalanes, venciendo el “sí” a la independencia con un 92%, unos resultados que no eran determinantes debido a las múltiples irregularidades que sucedieron durante las votaciones, pero que a los dirigentes catalanes pareció suficiente para culminar su plan. El 27 de octubre de 2017, Carles Puigdemont declaró la independencia, creando así la República de Cataluña, para luego acabar anulándola tan solo 44 segundos después. Ningún país reconoció a Cataluña como un estado soberano.
Oriol Junqueras: "Yo amo a España"
Estos actos no quedarían impunes. Mientras que Puigdemont huía para instalarse en Bélgica, Oriol Junqueras, junto a otros ocho exconsellers, fueron detenidos por los delitos de rebelión, secesión y malversación. El 2 de noviembre, Junqueras junto a sus socios, acudieron a la Audiencia Nacional donde la jueza Carmen Lamela decretó prisión incondicional sin fianza por los mencionados crímenes de los que se les acusaba.
A pesar de estar en prisión provisional, Junqueras se presentaría como cabeza de lista por ERC en las elecciones generales de 2019, donde obtendría un escaño en el Congreso de los Diputados que iría a recoger personalmente. Ese mismo año comenzó el "juicio del procés", donde Junqueras confesó: "yo amo a España". Pero, a pesar de su amor declarado por España, la sentencia fue firme por su papel en el 1-O: 13 años de prisión y 13 años de inhabilitación absoluta. Teniendo que enfrentar a más de una década de prisión, fue en este escenario donde Junqueras mostró su mayor virtud, la resiliencia.
El objetivo final sigue siendo el mismo
El Gobierno de Pedro Sánchez le acabaría concediendo el indulto a él y los demás condenados por el procés el 21 de junio de 2021. En un escenario político convulso por el gran número de partidos políticos en el Parlamento, obligando a los agentes al diálogo, los independentistas jugaron bien sus cartas al apoyar a Sánchez en sus siguientes investiduras.
Una estrategia política que sigue marcando la agenda de ERC, partido que continúa bajo el liderato de Junqueras después de su reelección el 14 de diciembre de 2024, a pesar su inhabilitación para que sea candidato a la presidencia de la Generalitat hasta el año 2031. Sin importar con quien pacten, a que partido apoyen o que sacrificios políticos deban hacer, el objetivo final de Oriol Junqueras es claro: la independencia de Cataluña.
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