El presidente del Gobierno y líder socialista, Pedro Sánchez, ha defendido ante la dirección de su partido que la coalición con Unidas Podemos se mantiene fuerte a pesar de las diferencias exhibidas en público entre los vicepresidentes Pablo Iglesias y Nadia Calviño a cuenta del polémico pacto suscrito con EH Bildu a cambio de su abstención en la quinta prórroga del estado de alarma.
Sánchez ha presidido una reunión por videoconferencia de la Ejecutiva Federal del PSOE en su versión reducida, la llamada Permanente, en la que se han dado explicaciones acerca de un acuerdo que, aún a día de hoy, se considera un error no forzado dentro del partido, pero del que la formación quiere pasar página cuanto antes para que no siga sirviendo de munición a la oposición. El acuerdo suscrito en secreto con Bildu por el que el PSOE se comprometía a derogar íntegramente la reforma laboral antes de que concluyera el estado de alarma obligó a intervenir a la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, y forzó al PSOE a matizar que, pese a lo firmado, su compromiso seguía siendo el que firmó con Podemos en el acuerdo programático, esto es, la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral y la negociación con los agentes sociales de un nuevo Estatuto de los Trabajadores.
La coalición, bien
No es ésa en cambio la visión que tiene el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que un día después de que se diera a conocer el documento firmado por los portavoces en el Congreso del PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu insistía en la validez de lo firmado, lo que puso de nuevo sobre la mesa las visiones opuestas que, sobre todo en el plano económico, conviven en el Gobierno de coalición. En respuesta al exalcalde de San Sebastián y secretario de Transparencia y Democracia Participativa, Odón Elorza, el secretario general compartió con los suyos el buen estado por el que atraviesa la coalición, pese a los intentos de la derecha de presentar al Ejecutivo como un gabinete dividido. Sánchez no ha ocultado que al PSOE le separan de Unidas Podemos numerosas diferencias ideológicas y también en lo que se refiere a la forma de trabajar y hacer las cosas, pero las dos formaciones comparten objetivos comunes que mantienen en pie al Gobierno de coalición.
Agradecimiento a Adriana Lastra
El acuerdo con Bildu, negociado en secreto por la cúpula del grupo parlamentario, dejó "en shock" la semana pasada al grueso del Grupo Socialista, que desconocía la existencia de esa negociación y que aún hoy sigue sin explicarse la firma de un acuerdo cuando la abstención de la izquierda abertzale terminó siendo irrelevante en la votación, una vez recabados los apoyos de PNV y de Ciudadanos. Sánchez no ha esquivado ese debate hoy en la ejecutiva, ante la que ha querido dejar patente su agradecimiento a la labor del Grupo Parlamentario Socialista dirigido por su portavoz y 'numero dos' del partido, Adriana Lastra, en un momento en que lo prioritario, ha subrayado, era mantener el estado de alarma.
¿Por qué se negoció?
Durante la reunión, en la que también ha intervenido Lastra, se ha explicado a los miembros de la ejecutiva que la negociación con Bildu fue necesaria porque el martes por la noche, víspera de la votación, el PSOE aún no tenía garantizados los apoyos suficientes para sacarla adelante -el PNV no había confirmado aún su voto a favor- y era necesario tener atado un plan b. El secretario de Coordinación Territorial, Santos Cerdán, ha explicado que el acuerdo con Bildu se circunscribe en exclusiva a la prórroga del estado de alarma y ha dicho contar con la comprensión del resto de secretarios de Organización de las distintas federaciones, más allá de las críticas al pacto hechas por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Santos ha reconocido que a la dirección del PSOE no le hace ninguna gracia pactar con Bildu, pero tampoco con el PP y, sin embargo, ha reivindicado, hay ocasiones en que resulta necesario hacerlo. En defensa de Lastra salió también el secretario de Política Federal, Patxi López, que recordó cómo en 2006 el PP vasco presentó una denuncia contra él por participar en un encuentro con representantes de la ilegalizada Batasuna en el marco de los esfuerzos de los socialistas por terminar con ETA.
¿Otra prórroga?
Más allá de las explicaciones acerca del pacto con Bildu, un capítulo que el PSOE quiere cerrar cuanto antes, Sánchez no ha aclarado a su ejecutiva si pedirá o no una nueva prórroga del estado de alarma, si bien en el seno del partido se considera que será inevitable al menos otra ampliación más. El presidente ha reivindicado la estrategia de comunicación de su equipo, al conseguir centrar el sábado, en su opinión, el interés mediático con los anuncios del Gobierno frente a la repercusión que alcanzó Vox con su manifestación que, a juicio de los socialistas, pinchó en número de asistentes. En la reunión también se ha discutido acerca de la forma en que algunos partidos, como pueda ser el caso de ERC o Compromís, han comenzado a mercadear con su voto en la prórroga del estado de alarma, exigiendo contrapartidas que nada tienen que ver con la pandemia. Y se ha hecho una reflexión sobre si no sería más conveniente contraatacar con mayor contundencia la actitud del PP, al que el PSOE le reprocha una falta de sentido de Estado.