El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha destacado que ha finalizado un proceso en el que han participado todos los poderes del Estado. El Gobierno ha organizado una exhumación decidida por el Congreso con ningún voto en contra, y ha sido ratificada por el Tribunal Supremo.
Su declaración ha comenzado con un "en el día de hoy", que recuerda el último parte de guerra que anunció el final de la contienda que se abrió con el golpe de Estado de Franco y los militares que le acompañaron en 1936. Para Sánchez se termina con "una anomalía" y "una afrenta moral" en una democracia como la española, que permitía que se exaltara a un dictador en un monumento erigido por la dictadura y para la dictadura.
Un monumento para las víctimas
Con la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos "España cumple consigo misma", dice Sánchez. Ahora, cuando vuelva a abrir el Valle, ya solo estarán víctimas y será un lugar distinto que servirá para recuperar su memoria y "reparar la infamia". Ha recordado que hay enterrados en el Valle de los Caídos "34.000 compatriotas, víctimas de la Guerra Civil", muchos sin identificar y trasladados allí sin el consentimiento e incluso el desconocimiento de sus familias. Además, en esa reparación, Sánchez ha incluido a los que están en las "miles de fosas dispersas por toda nuestra geografía" y a los españoles que en la Segunda Guerra Mundial contra los regímenes fascistas. Y por último a los que se exiliaron "hace justamente 80 años, en el año 2019", en un lapsus sobre la fecha del final de la Guerra Civil.
