El Gobierno ha elaborado un plan de acción contra los rebrotes de coronavirus que detalla los indicadores específicos para evaluar la transmisión de la enfermedad y las capacidades de la asistencia sanitaria y de salud pública en cada comunidad. El Plan de Preparación y Respuesta frente a una segunda oleada de la COVID-19 propone asignado un nivel de riesgo bajo, medio o alto a cada unidad territorial.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha avanzado algunos detalles de este plan de acción durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad del Congreso. Ha explicado que se ha elaborado este programa, que podría aprobarse en las próximas semanas, porque el coronavirus "sigue ahí y puede volver a golpearnos".
El plan contra los rebrotes de coronavirus apuesta también por hacer una reserva estratégica de materiales de protección y medicamentos, para que en el caso de que haya que enfrentarse una nueva oleada de la enfermedad, haya "las mejores condiciones posibles".
Unos indicadores de alerta temprana se encargarán de la evaluación del riesgo sobre incrementos de la transmisión del coronavirus. Illa ha insistido en la importancia de monitorizar la información y de realizar una evaluación permanente de la situación epidemiológica en España, teniendo contemplada la distribución geográfica de los casos y la carga vírica de cada uno de ellos.
Teniendo como base esta intensiva evaluación, el plan recogerá el marco de intervención, según el nivel de amenaza y el escenario. Los instrumentos de información epidemiológica que se utilizarán para realizar este análisis serán el Sistema de Vigilancia en España (SiViEs), que recoge datos sobre la situación epidemiológica con fichas individualizadas de los casos confirmados; y el Sistema Español de Resultados de Laboratorio (Serlab), que recopila los datos de todas las PCR realizadas en los laboratorios públicos y privados.
También participarán en la aportación de datos el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad diaria (MoMo), que va a dar información agregada por comunidad autónoma sobre la mortalidad diaria; y la Encuesta Nacional de seroepidemiología, que proporciona información sobre la prevalencia de la infección.
A partir de la información proporcionada por estas fuentes, el plan propone indicadores específicos para evaluar la transmisión de la enfermedad, el estado de las capacidades de la asistencia sanitaria y las capacidades de salud pública, asignando un nivel de riesgo bajo, medio o alto a cada unidad territorial.
Esta información será compartida cada semana con las comunidades autónomas y se verificará su contenido para evaluar de forma conjunta el riesgo o nivel de la amenaza. Y en base a ello, se definirán una serie de actuaciones, ya sea a nivel local, autonómico o estatal.