Los Mossos d'Esquadra están divididos "más o menos al 50%" entre los que apoyan la actuación el 1-O y los que consideran que el dispositivo que se organizó fue insuficiente, una divergencia de opiniones que se ha trasladado al funcionamiento del día a día, opinan agentes de este cuerpo consultados.
Según estos agentes, la tensión en el seno de los Mossos ya se palpaba antes del referéndum debido a las diferentes opiniones políticas y al cansancio acumulado de muchas horas de trabajo tras lo atentados yihadistas de agosto, pero ahora ha alcanzado un punto más alto.
Agentes que no quieren compartir el coche patrulla con sus compañeros por divergencias políticas y discusiones en las reuniones operativas o 'briefings' que se celebran en cada cambio de turno preocupan a los mandos de los Mossos, aunque los agentes más optimistas aseguran que aún se conserva el "espíritu" del cuerpo.
Las horas extras acumuladas en los últimos meses por la sobrecarga de trabajo y el estrés que provoca la situación que se vive en Cataluña con el proceso independentista se unen a las diferentes opiniones de los agentes. Esta fractura se empezó a agrandar a raíz de los incidentes de manifestantes contra los agentes de la Guardia Civil que realizaron registros el pasado 20 de septiembre, y se hizo aún mayor tras la jornada del referéndum.
Y es que la fractura social de los catalanes también afecta a los Mossos, que están divididos "más o menos al 50%" entre los que piensan que actuaron de forma proporcionada porque el referéndum no era ningún delito y los que creen que los Mossos han sido politizados y se pusieron ese día de perfil diseñando un operativo que era insuficiente para cumplir el mandato judicial e impedir la votación.
De hecho, algunos mossos en desacuerdo con la actuación del domingo tratan de impulsar la plataforma 'Mossos Unidos' y desean acudir a una manifestación de apoyo convocada para el domingo frente al cuartel de la Guardia Civil de Travessera de Gràcia, en Barcelona. Afirman que no están dispuestos a que todos sean vistos igual y recuerdan que han trabajado mano a mano con los policías nacionales y los guardias civiles desde hace muchos años, algo que quieren seguir haciendo.
Sin embargo, no consta que ningún agente del cuerpo autonómico haya pedido usar la "pasarela" legal que aún se tiene que desarrollar mediante un reglamento y que les permitiría pasar a ser agentes de la Policía Nacional, algo que no es fácil que ocurra cuando en este último cuerpo cobrarían entre 500 y 600 euros menos al mes de media. Los sindicatos de la policía catalana no se han pronunciado aún públicamente sobre esta situación, pero esperan que se pueda reconducir y que por encima de todo prime ese espíritu de cuerpo que une a los agentes.