El príncipe de Asturias inauguró en Panamá el V Congreso Internacional de la Lengua Española con un elogio al "buen lector", al considerar que se trata de "alguien dispuesto a dialogar" y "abierto y preparado para la discusión razonada de la cosa publica y los problemas sociales".
El príncipe Felipe, en su último acto en Panamá con motivo de su participación en diversos acontecimientos en el marco de la XXIII Cumbre Iberoamericana, inauguró este congreso junto al presidente panameño, Ricardo Martinelli.
En su intervención, aseguró que el programa del Congreso plantea muchas cuestiones de palpitante actualidad en torno al libro, como la creación y la comunicación como propósitos de la escritura, la propiedad intelectual y los derechos de autor, y la cadena del libro desde su edición y distribución hasta su presencia en las librerías y bibliotecas. "Pero al fondo de todo se perfila la figura del lector, de un buen lector", destacó el príncipe, quien acudió a este acto acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo.
El príncipe explicó que los profesores de educación secundaria de toda Iberoamérica (de los que más de mil panameños están presentes en el Congreso por iniciativa del Ministerio de Educación de este país) tienen encomendada una tarea fundamental del proceso educativo, como es la formación de lectores, "básica para cualquier estudio y fundamento de la creación de buenos ciudadanos". "Porque un buen lector -subrayó- es alguien dispuesto a dialogar y, en consecuencia, abierto y preparado para la discusión razonada de la cosa pública y de los problemas sociales". Pero, más allá, consideró que un buen lector es alguien capaz de "vivir reviviéndose" de continuo y citó una frase de Goethe: "Cuando se lee no se aprende algo; se convierte uno en algo".
El príncipe consideró que el Congreso de la Lengua es una cita para reflexionar y debatir sobre el libro, "sobre la historia que el ir y venir de los libros tejió uniendo dos mundos, sobre su compleja realidad actual y sobre su futuro". Después de transmitir un saludo de los monarcas de España, el príncipe destacó la trascendencia de los anteriores congresos de la lengua celebrados, al haber servido de "palestra para reflexiones, estudios y debates en torno a problemas socioculturales, y haber generado o jalonado iniciativas de gran provecho para la comunidad hispanohablante".
El príncipe Felipe recordó que antes de asistir a la inauguración del congreso estuvo presente en un acto de homenaje a Vasco Núñez de Balboa con el que se cerró formalmente la conmemoración del V centenario del descubrimiento del océano Pacífico. "Eran tiempos recios", señaló al recordar otros acontecimientos de hace quinientos años, como el hecho de que Panamá se convirtiera en capital de la "Castilla del Oro". "Iban y venían los galeones cargados de oro, de riqueza, de sueños, de trofeos de victorias y heridas de batallas. Venía también la palabra", añadió.
En sus referencias históricas aludió a que, en 1605, recién salido "El Quijote" de las prensas de Juan de la Cuesta, un librero llamado Juan de Sarriá llevo a lomo de mulas a Sevilla un montón de fardos de libros destinados a Panamá y, después, a Lima. "Así que en mulas que debían ser guiadas para que no se despeñaran por los barrancos, invadieron pacíficamente Don Quijote y Sancho las Indias españolas, justo por estas tierras", rememoró el príncipe.
En su intervención recordó también que en el Siglo de Oro español, Lope de Vega y Quevedo alertaban contra el exceso de libros y que, siglos más tarde, Edgard Allan Poe lo calificaba como "uno de los mayores males de nuestra época". "Todos ellos -dijo el príncipe- estaban, en definitiva, reclamando una lectura reposada y gustosa, porque sólo en ella puede el hombre dialogar consigo mismo".
Felipe de Borbón agradeció a Panamá en nombre del rey de España que acoja este Congreso, y destacó la labor de la Real Academia de la Lengua española en sus "trescientos fecundos años", así como de la Asociación de Academias de la Lengua Española y del Instituto Cervantes.
Al término de la ceremonia de inauguración el príncipe saludó a los grupos de niños y jóvenes que, ataviados con trajes populares, actuaron sobre el escenario y recorrió la zona en la que se encuentran ubicadas las diversas editoriales e instituciones antes de participar en el almuerzo oficial de este evento.