La trama de corrupción gira alrededor de Francisco Javier Guerrero, exdirector general de Empleo bajo los mandatos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Guerrero repartió cientos de millones sin control ni expedientes. Los beneficiarios fueron empresas, amigos y militantes del PSOE. En el parlamento andaluz, Guerrero se declaró inocente y señaló como responsables finales a sus jefes políticos. Está imputado por seis delitos, entre ellos malversción de fondos públicos y cohecho.
También está imputado su chófer, Juan Francisco Trujillo, que confesó que se repartió con Guerrero un millón y medio de euros de una subvención que se autoconcedieron. Admitió también que se gastaban el dinero en fiestas y drogas. Incluso dijo que le preparaba al señor Guerrero bolsitas de cocaína, y que consumían entre cinco y diez gramos diarios. Para justificar el gasto, el director general le hacía firmar como si fuera su madre.
En la trama de corrupción aparece también Juan Lanzas, exsecretario general de UGT Andalucía y conocido como 'el Conseguidor'. Según la investigación policial, cobraba seiscientos mil euros por cada ERE que gestionaba. El pago lo recibía en dinero negro, a través de sobres semanales de veinticinco mil euros.
Otro de los imputados es Antonio Fernández García, exconsejero de Empleo, al que la juez Alaya considera el autor intelectual. Aunque él lo niega irónicamente diciendo que cómo iba a estar sólo en esta trama. Salió en libertad condicional tras pagar 450.000 euros de fianza.
