Felipe VI se reunió en La Habana con el expresidente de Cuba y actual líder del Partido Comunista del país (PCC), Raúl Castro, en el último día de la histórica visita de Estado de los reyes a la isla, un encuentro que el Gobierno español calificó de "gesto de amistad y deferencia".
La cita no estaba prevista en el programa oficial del viaje y respondió a la invitación que el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, le hizo tras la cena en la que el rey defendió la democracia y los derechos humanos y que el pueblo del país caribeño sea el que decida sobre su futuro.
El rey accedió a verse con Castro en un encuentro que el Gobierno español consideró "privado" y en el que hablaron "de todo", en línea con el diálogo "abierto, franco y sin cortapisas" mantenido entre ambos ejecutivos durante la estancia de Felipe VI en la isla.
Según explicó el ministro español de Exteriores, Josep Borrell, en una conversación con periodistas, la reunión fue "un gesto de amistad y deferencia" y una forma de "redondear" la histórica visita los reyes. "Es un ejemplo que entendemos de aprecio y de reconocimiento a la importancia de la visita. Merecía la pena", resumió el ministro.
Borrell acompañó a don Felipe a la cita con Raúl Castro, quienes se conocían de haber coincidido en varias tomas de posesión de presidentes iberoamericanos cuando era príncipe.
Raúl Castro, de 88 años, cedió el poder a Díaz-Canel en abril del pasado año, aunque mantiene un enorme peso como primer secretario del PCC, cargo que ocupará hasta 2021, y como encargado de la reforma de la Constitución, en la que no se han hecho cambios en el modelo político del país. Castro, cuyas apariciones públicas son escasas desde que cedió el mando, sucedió en la presidencia a su hermano Fidel (1926-2016) en 2006 tras su enfermedad, primero de forma provisional y de forma plena dos años después. En 2017, invitó formalmente a los reyes a viajar a la isla, pero no se concretó y Díaz-Canel renovó la oferta para hacerlo coincidir con el 500 aniversario de la fundación de La Habana.
En su balance de la visita, Borrell destacó la relevancia del discurso del rey ante el presidente cubano y valoró que su defensa de la democracia y los derechos humanos la planteara de forma "cortés y cooperativa". "Fue un hito en lo que se puede esperar de una visita real de España a Cuba", ensalzó el ministro, quien volvió a rechazar las críticas de la oposición de que el viaje de los reyes ha sido un apoyo a la que consideran "dictadura" castrista.
Las palabras del monarca, según Borrell, reflejaron "una voluntad de acompañamiento y un rechazo absoluto a las interferencias exteriores", tras recordar que Cuba "no es el único país de partido único en el mundo".