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EN UNA ENTREVISTA CON MATÍAS PRATS

Miquel Roca revela cuáles fueron los pasos y el apartado del que se siente más satisfecho de la Constitución de 1978

Cuarenta años después de que se aprobara la Constitución de 1978, Miquel Roca ha vuelto al Congreso para hablar con Matías Prats. El político recuerda que las siete personas encargadas de su elaboración sabían que no podían fallar.

Gabriel Cisneros, Miguel Herrero, José Pedro Pérez Llorca, Gregorio Peces Barba, Jordi Solè Tura, Manuel Fraga y Miquel Roca fueron los padres de la Constitución de 1978. Durante la dictadura algunos habían sido enemigos, cuando acabaron la redacción del texto constitucional, los siete eran amigos y lo siguieron siendo para siempre.

Cuarenta años después, Miquel Roca ha vuelto al Congreso para hablar con Matías Prats. En la conversación, el viejo político catalán reconoce que los siete sabían que tenían el mandato popular de que aquello en lo que estaban trabajando tenía que salir bien.

"Cada uno aportó su propia personalidad y al cabo de pocas sesiones, descubrimos que siendo nosotros mismos éramos más fáciles de aceptar", recuerda Roca.

Asegura que nunca se dijo que no podían seguir: "Sabíamos que no podíamos fallar. El fracaso era no ponernos de acuerdo. Esto tiene que salir bien, esto tiene que durar, era una presión y una voluntad que se transformó en una presión de consenso y que se demostró en el referéndum: el 90% de los ciudadanos votaron nuestra constitución".

Recuerda que siempre se ha dicho que el tema territorial fue muy polémico, pero él tiene la sensación de que "no lo fue tanto". "En aquella época en toda España la gente se manifestaba con el grito de 'libertad, amnistía, estatuto de autonomía', lo pedían todos. Cuando veíamos que en un tema no había voluntad de acuerdo, lo aparcábamos, era una manera de no consolidar una discrepancia".

El apartado del que se siente más satisfecho es el de "la globalidad". "Para mí la Constitución es más música que letra. Es una partitura que señala los valores de la convivencia, da respuesta a una historia traumática de confrontación. Con la Constitución demostrábamos que éramos capaces de construir un marco de convivencia duradero".

Preguntado por cuál es la salud actual de la Constitución cree que "hay una interpretación flexible de la Constitución que le permite adaptarse a los cambios del tiempo. Lógicamente, todo tiene sus límites, pero hay una manera de interpretarla de acuerdo con las cosas que suceden".

"Si tiene que ser reformada lo dirán quienes son los protagonistas ahora, pero a los valores constitucionales, larga larga larga vida", concluye.

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