Lotería
Le tocó medio millón de euros en un boleto de lotería que había tirado a la basura
La suerte ha sonreído a Ángel en dos ocasiones, ¿continuará con su racha este viernes en el sorteo de Lotería de Navidad?
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La historia de la buena suerte de Ángel Leis, un mecánico de 58 años de Cee (A Coruña), todavía no se ha escrito por completo. "Aspiro a que la vida me siga sonriendo", nos dice entre risas. Por eso todos le buscan estos días, cuando ya se acerca el sorteo de Lotería de Navidad.
Desde hace más de 30 años juega al azar, con diferentes números y en diversos sorteos. El vendedor es el que le lleva los billetes a su taller de coches, en el que trabaja con un hija, y esa dinámica es la que mantiene desde el comienzo.
En el año 1999 fue agraciado con 25 millones de pesetas, algo más de 150.000 euros, con el cupón de la ONCE. En ese caso repartió el premio con otros cuatro amigos, por lo que se quedó con unos 30.000. "No estuvo nada mal, nos sacó de algún apuro, aunque seguimos haciendo vida normal. No hay que volverse loco", comenta con humildad.
Hubo que esperar hasta el pasado año para que el azar se pusiese, de nuevo, de su parte. Por aquel entonces, y siendo ese día martes y 13, la suerte pese a la fecha le sonrió. Aunque no desde el inicio de la jornada. 61965 fue el número que jugó. "Yo pensé que no había tocado, cada vez jugaba a un número diferente, y al comprobarlo creí que no tenía premio y lo tiré a la basura", explica.
A mediodía saltó la noticia: Había tocado medio millón de euros en su localidad, en Cee, y el boleto se había emitido en su administración. "Mi hija me dijo que habíamos tenido muy mala suerte, que ya que había tocado en casa era una pena que no nos tocase a nosotros". Así que el hombre, intranquilo, metió la mano en el cubo de la basura, recogió su décimo y fue entonces cuando comprobó que eran los agraciados.
Ese día, y tras alegrarse en familia, regresaron y abrieron el taller por la tarde como si fuese un día normal. "Yo le dije a mi hija que no íbamos a decir nada, que no había necesidad". Pero el secreto duró pocas horas. Su lotera de confianza recorrió los negocios y domicilios de sus clientes habituales para preguntarles si habían sido ellos no agraciados. Cuando entró por la puerta del negocio de Ángel supo que había sido él el elegido. "Ya nos dimos un abrazo y lo celebramos con ella también".
Esa noche salió a cenar su con mujer pero el día a día de su vida laboral continuó siendo exactamente igual que antes. "Pagamos las letras que nos faltaban, fuimos de vacaciones a Málaga toda la familia", y renovó su coche, con el que llevaba 23 años. Por lo demás todo sigue igual. "Hay que tener los pies en la tierra y la cabeza fría", dice.
Pero, ¿y el sorteo de la Lotería de Navidad? Ángel asegura que ha comprado algún décimo, aunque poca cosa, pero confía en que la suerte le siga sonriendo. Eso sí, ahora siempre juega al mismo número, para evitar tener que comprobarlo, ya se lo sabe de memoria. Quizás esta vez se cumpla el clásico "no hay dos sin tres".
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