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RUTA DE LOS BALCANES SE CONVIERTE EN UNA ODISEA

Unos 2.000 refugiados quedan atrapados bajo la lluvia entre la frontera de Croacia y Eslovenia

El frío, la lluvia y la xenofobia se están convirtiendo en altísimas barreras para los refugiados. El camino es una odisea y la ruta de los Balcanes se ha convertido en un callejón sin salida. Con las fronteras húngaras cerradas, cruzar la zona es cada día más complicado. Eslovenia avisa de que no podrá aguantar más y sólo Croacia, que ayer abrió sus fronteras de manera temporal, ha evitado que el drama se intensifique.

Bajo la lluvia y el frío unos 2.000 inmigrantes han quedado atrapados en tierra de nadie en la frontera entre Croacia y Eslovenia. Los refugiados se protegen del chaparrón con tiendas de campaña, los más afortunados, o con chubasqueros de plástico, mantas y lonas los que tienen menos suerte.

Al raso y con un viento gélido esperan a que les dejen pasar a Eslovenia que ha impuesto un límite de 2.500 refugiados al día, la mitad de los que llegan a Croacia si Austria hace lo mismo

Desbordado por la caótica situación, el gobierno croata ha dado marcha atrás y ha abierto y cerrado sus fronteras. En autobuses ha trasladado a cientos de inmigrantes varados en su territorio a Eslovenia para que desde allí crucen a Austria, la siguiente escala en la ruta hacia Alemania y Suecia.

Se calcula que unas 5.000 personas han cruzado hoy a Croacia. Desde que Hungría cerró todos sus pasos fronterizos, esta es la ruta paralela para llegar al sueño europeo. Un camino que ahora se ha complicado aun más con la lluvia, el frío y el barro.

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