Noruega al completo ha asistido a una jornada repleta de homenajes. Los actos conmemorativos han sido presididos por los reyes Harald V y Sonia, el príncipe Haakon y su esposa Mette-Maritt, la princesa Marta Luisa y el primer ministro del país Jens Stoltenberg. En las diferentes ceremonias se ha recordado a las 77 víctimas asesinadas por Anders Breivik.
En sus intervenciones, el jefe de gobierno ha insistido en una idea: el fracaso del ultraderechista en su intento de aterrorizar a los noruegos. Jens Stoltenberg ha asegurado que "Quizá muchos pensaban que nos volveríamos desconfiados, pero ha sido todo lo contrario. Nos hemos abierto más y confiamos más en la democracia como jamás hicimos antes. La normalidad ha vuelto a Noruega y eso es lo fundamental".
En todo el país se han celebrado oficios religiosos. Las autoridades y los familiares y amigos de las víctimas han acudido a la catedral de Oslo, cuyos exteriores han vuelto a llenarse de rosas colocadas en recuerdo a las víctimas por los viandantes.
Pero los momentos más emotivos se han vivido en los escenarios de las matanzas. Primero, en el barrio administrativo de Oslo, donde Breivik asesinó a ocho personas tras explosionar un coche bomba.
Dos horas después el escenario de la muerte fue Utoya. En esta apacible isla, donde fueron masacrados 69 jóvenes del partido laborista, se han alternado en una solemne ceremonia el silencio, la música y las palabras.
Uno de los supervivientes de la matanza, Auf Skil Pedersen, explica el sentir de quienes vivieron aquel terrible suceso: "Estamos aquí para recordar a los compañeros que perdieron la vida ante un asesino de una maldad inimaginable. A pesar de esta pesada carga, nos mantendremos en pie".
Particularmente emotiva ha sido la actuación de Renate Tarnes, quien justo un año antes había tocado sobre el mismo escenario, horas antes de que Breivik llegara a la isla y matara en su presencia a su novio, aunque ella se salvó escondiéndose en un baño. Allí hizo una agónica llamada a la Policía, luego reproducida en el juicio contra Breivik ante la indiferencia de éste.
El líder de las Juventudes Laboristas (AUF), Eskil Pedersen, ha asegurado que el viernes 22 de julio: "Nos cambió la vida a todos, también a las AUF". El joven dirigente ha asegurado estar "orgulloso" de que sus compañeros sean, con su defensa de la diversidad y la igualdad, la imagen de la "derrota" de Breivik.
Una sentida interpretación del himno de las AUF, donde las palmas y las muestras de júbilo dominaron sobre las lágrimas, cerró el acto central en Utoya, la cantera donde se han forjado año tras año muchos futuros ministros y primeros ministros laboristas de Noruega.
Antes de volver a tierra firme, los asistentes han colocado las fotografías de las víctimas y han lanzado flores a las aguas frente a las que perdieron la vida hace un año.