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El peor tiroteo masivo registrado en la historia moderna de Estados Unidos

Actos y homenajes en recuerdo a las víctimas asesinadas en Las Vegas

Se multiplican los homenajes tras la muerte de más de 50 personas en Las Vegas. Ha habido un minuto de silencio en la Bolsa de Nueva York y actos en recuerdo de las víctimas en las instituciones europeas. En el lugar de la tragedia la gente expresa su solidaridad haciendo largas colas para donar sangre para los centenares de heridos.

Carlos R., un enfermero de Las Vegas, está exhausto. Lleva casi 20 horas, desde que le alertaran del tiroteo ocurrido la pasada noche, donde murieron 59 personas y más de 500 resultaron heridas, buscando a su mejor amigo.

No hay ni rastro de él, un drama que sufren decenas de familias. El peor tiroteo masivo registrado en la historia moderna de Estados Unidos fue obra de Stephen Paddock, un hombre blanco de 64 años que abrió fuego durante varios minutos desde su habitación del piso 32 del hotel Mandalay Bay a las 22.08 horas del domingo (05.08 GMT del lunes).

El objetivo de los disparos fue una multitud de más de 22.000 personas que asistían en la calle a un concierto al aire libre del festival country Route 91 Harvest.

"Mi amigo fue con otros conocidos míos al concierto de Jason Aldean. Uno de ellos va de caza con frecuencia y sabe perfectamente cómo suena un balazo, así que echó a correr de inmediato junto al resto. Pero mi amigo no estaba en ese momento con ellos. Debió ir a por una bebida o algo así. Desde entonces, no contesta al teléfono", explicó Carlos. "He ido a la oficina del forense primero. Después he acudido a varios hospitales.

Su nombre no figura en ningún sitio. Ojalá se le haya perdido el teléfono y por eso no lo hemos localizado aún", dijo con tono resignado. La misma situación se repetía a las puertas del pabellón sur del Centro de Convenciones de Las Vegas, donde se ha organizado el centro de reunificación familiar para los allegados y conocidos de las víctimas.

Allí, un goteo incesante de voluntarios traían comida y bebida para quienes les hiciera falta. Y los que se veían obligados a quedarse fuera -las autoridades indicaron que no necesitaban más ayuda ni más recursos- permanecían a la espera, preparando flores y pancartas de apoyo.

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