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LA PEQUEÑA YA HA NACIDO
El ADN descarta que el acusado por una niña de 10 años embarazada tras ser violada en la India sea el padre del bebé
El tío de la niña de 10 años a la que el Tribunal Supremo indio prohibió abortar a finales de julio, y al que la menor acusó de haberla violado, no es el padre del bebé, por lo que se ha vuelto a abrir una investigación sobre lo ocurrido.
El tío de la niña de 10 años a la que el Tribunal Supremo indio prohibió abortar a finales de julio, y al que la menor acusó de haberla violado, no es el padre del bebé, según revelaron las pruebas de ADN realizadas. "Las muestras de ADN del acusado y del recién nacido no coincidían", dijo el abogado de la defensa del tío Manjit Singh, en declaraciones recogidas por la agencia india TNN. Tras conocer la noticia, el tribunal a cargo del caso ha pedido a la Policía que investigue más en profundidad las circunstancias que rodearon el embarazo de la menor, que deberá testificar el próximo día 15.
"El asunto está pendiente en el tribunal y el proceso judicial está en marcha", informó, por su parte, la superintendente de la Policía de Chandigarh (norte), Nilambari Vijay Jagdale. La niña, a la que la máxima instancia prohibió abortar cuando estaba en la semana número 32 de gestación porque así lo recomendó un consejo médico, dio a luz el pasado 17 de agosto a una bebé de 2,2 kilogramos en un hospital del norte de la India. La ley india establece que, pasadas las 20 semanas de gestación, la mujer no puede someterse a un aborto a no ser que el feto tenga alguna anomalía.
Los jueces del Supremo pidieron al fiscal general de la India, Ranjit Kumar, que estudiase la creación de consejos médicos dedicados exclusivamente a tomar decisiones de forma rápida sobre peticiones de aborto. Los menores son a menudo víctimas de los casos de violación en la India, en cuya capital se registraron en 2015 al menos 2.095 denuncias, un récord que supone casi seis asaltos sexuales diarios. Organizaciones de derechos humanos advierten de que las cifras son mucho mayores, ya que gran parte de las víctimas deciden no denunciar por miedo al estigma social y a las represalias de familiares e incluso de la propia Policía.
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