El Gobierno francés ha reforzado su dispositivo de lucha nacional e internacional contra el ébola. Dentro de ese plan, destaca su intervención sobre el terreno en África, especialmente en Guinea Conakry, donde se construyen nuevos centros de tratamiento que se suman a uno ya existente. Además, han comenzado los controles sanitarios a la llegada al aeropuerto parisino de Roissy-Charles de Gaulle (CDG) de los vuelos de Air France directos desde ese país africano.
París, que subraya que no hay ningún caso confirmado de ébola sobre suelo francés, aunque "el sistema sanitario está alerta para detectar lo más rápido posible y encargarse en las mejores condiciones de cualquier persona afectada", pretende que sus esfuerzos se inscriban dentro de una acción coordinada con los socios de la Unión Europea. Sin embargo, ese acuerdo aún no ha sido posible.
En la UE, Reino Unido ya ha empezado esta semana a realizar exámenes de temperatura en la terminal 1 del aeropuerto londinense de Heathrow y prevé ampliarlos al de Gatwick y a las terminales del tren Eurostar en un plazo breve. Por su parte, Bégica, el único país con Francia en tener vuelos directos con las países afectados, ha tomado una medida diferente. En el aeropuerto de Bruselas se ha contratado a una empresa especializada para manipular las maletas procedentes de vuelos de África occidental. España, de momento, no aplica ninguna medida.
La Comisión Europea considera que los controles de salida (en África) son "absolutamente esenciales" y que constituyen "la mejor manera" de asegurarse de que los pasajeros que están enfermos no viajan, minimizando además el riesgo de contagio a otros pasajeros y a la tripulación, según fuentes europeas.
