La policía ya ha detenido a más de 550 jóvenes y miles de manifestantes han sido dispersados con chorros de agua y gases lacrimógenos. Los estudiantes respondieron a esta represión con piedras, fogatas y barricadas y amenazan con seguir manifestándose en la capital chilena para exigir a su Gobierno que realice una reforma educativa.
Al principio lo intentaron con besos muy dulces, pero esta vez, el final ha sido mucho más amargo. Con potentes chorros de agua y gases lacrimógenos, la policía ha querido poner fin a las manifestaciones de los estudiantes y profesores chilenos.
Hace apenas unos días, cuando nadie lo esperaba, Santiago de Chile se inundaba de jóvenes para llevar a cabo las manifestaciones más masivas desde la llegada de la democracia.
Más de 80.000 personas piden a su nuevo ministro una educación pública y de calidad. Pero sobre todo, los chilenos exigen al Gobierno que se acabe el lucro en la educación.
Frente a las violentas protestas, a principios de esta semana, Felipe Bulnes, ministro de Educación del país, ha prometido realizar mejoras. De momento, los estudiantes amenazan con seguir invadiendo las calles.
