Al menos ocho personas murieron y 137 resultaron heridas por una fuerte e inesperada tormenta, con vientos en torno a los 90 kilómetros por hora, en el oeste de Rumanía, según datos del Ministerio del Interior.
"A causa de los diferentes objetos o árboles derribados por el fuerte viento se registraron 145 víctimas, de las cuales 8 fallecieron", anunció la Inspección General para las Situaciones de Emergencia. A su paso, arrancó de raíz numerosos árboles, destrozó tejados cuyos trozos se vieron volando por las calles de la ciudad y dejó decenas de automóviles destruidos.
La tormenta pilló por sorpresa a muchos ciudadanos que disfrutaban de una agradable temperatura de verano, con más de 30 grados de temperatura. La mayoría de los afectados se hallaban paseando por las calles. Un hombre pereció tras caerse una panel de publicidad encima de su coche, mientras que otra persona murió al ser golpeado por una rama de árbol en su cabeza.
Por su parte, el presidente del país, Klaus Iohannis, solicitó al Ejecutivo socialdemócrata que aclare si hay personas responsables por negligencia en los daños causados.
Según el Instituto Meteorológico, este temporal no había sido pronosticado y fue causado probablemente por "una acumulación anormal de una masa de aire caliente en la atmósfera durante varios días"