Concurso de castillos de arena

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NO PUEDEN SUPERAR LOS TRES METROS DE ALTO

Los alemanes prohíben construir castillos de arena en las playas de Schleswig-Holstein

En verano podemos observar cómo miles de reglas cubren los carteles informativos de las playas. En Alemania, esta vez la normativa prohíbe a sus turistas construir castillos de arena porque aseguran que ponen en riesgo la seguridad de los ciudadanos que pueden tropezar con ellos.

Mientras en España se mantiene el eterno debate por ver quién es el primero en madrugar para reservar sitio y ocupar las tumbonas que se extienden a lo largo de la playa, los alemanes luchan para que no derriben los tradicionales castillos de arena.

Se aproxima el final del verano y con él, nos encontramos con los miles de alemanes que se marchan de la ciudad para visitar sus largas costas del Báltico y del Mar del Norte para escapar del calor y la rutina.

Sin embargo, porque sus ciudadanos estén de vacaciones no significa que las normas en las playas también se relajen. Es más, el reglamento se ha ajustado tanto, que ahora hasta los castillos de arena están prohibidos. Esto ocurre en algunas playas de la costa de Schleswig-Holstein, donde estas construcciones están permitidas pero sólo si no superan los tres metros de altura.

También esta norma es parecida en la localidad de Travemünde, donde la normativa sí que permite que los más pequeños de la casa disfruten en la playa haciendo castillos de arena, pero al finalizar la jornada, tienen que ser derribados porque sino se corre el riesgo de que algún turista tropiece con ellos cuando se pone el sol y la oscuridad tiñe de negro sus playas.

Sin embargo no son los niños los más perjudicados, también muestran su desacuerdo algunos padres, quienes se quejan porque "los alemanes quieren regularlo todo con demasiada pasión".

Pero no son sólo los castillos de arena los únicos que causan problemas en las playas alemanas. Los informes locales también dicen que las costas se abarrotan de gente cuando llega el caluroso verano y muchos turistas muestran su desacuerdo porque las pequeñas tiendas que venden los típicos productos de playa bloquean la visibilidad y actúan como barreras contra el viento.

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