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condenado a cuatro años de cárcel por la complicidad en la muerte de 300.000 judíos
Alemania declara apto para ingresar en prisión un contable de Auschwitz de 96 años
Gröning admitió en su juicio su "complicidad moral" en las muertes de Auschwitz, donde cumplió labores tales como la incautación y administración del dinero y las pertenencias de quienes llegaban como deportados.
La Audiencia de Celle (centro de Alemania) declaró apto para ingresar en prisión al llamado "contable de Auschwitz", el exmiembro de las SS Hitlerianas Oskar Gröning, de 96 años y condenado en 2015 a cuatro años de cárcel por complicidad en la muerte de 300.000 judíos. La cámara rechazó una alegación contra el ingreso en la cárcel por razones de edad y en atención a su precario estado de salud, presentada por la defensa del acusado tras serle ratificada la condena por el Tribunal Supremo en 2016.
El proceso contra Gröning fue exponente de los juicios tardíos por crímenes del nazismo, abiertos tras el precedente marcado por el caso del ucraniano John Demjanjuk, condenado en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de exterminio de Sobibor, en la Polonia ocupada. Gröning admitió en su juicio, celebrado en la Audiencia de Lübeburg (norte del país), su "complicidad moral" en las muertes de Auschwitz, donde cumplió labores tales como la incautación y administración del dinero y las pertenencias de quienes llegaban como deportados.
El procesado mostró su arrepentimiento y pidió perdón a los supervivientes y familiares de las víctimas de la acusación particular, además de lamentar no haber actuado en consecuencia ante unos crímenes de los que, dijo, fue perfectamente consciente.
La condena a cuatro años de cárcel superó la petición de la fiscalía -que había solicitado tres años y medio-, mientras que la defensa pedía la libre absolución del acusado, quien asistió al proceso auxiliado por un andador. Gröning había ingresado con veinte años en las Waffen-SS, en 1941, y dos años después empezó a servir en Auschwitz, donde asumió el cometido de incautar las pertenencias de los deportados, con lo que contribuyó a financiar al III Reich, ya que se encargaba asimismo de hacer las correspondientes transferencias a Berlín. La acusación se centró en su papel en la llamada 'Operación Hungría', de mediados de 1944, cuando llegaron a Auschwitz alrededor de 450.000 judíos, de los cuales unos 300.000 murieron asesinados.
A diferencia de otros exponentes de justicia tardía, como el citado Demjanjuk, quien se mantuvo en silencio durante todo el juicio, Gröning ofreció amplias declaraciones sobre el día a día de Auschwitz y su papel en la burocratizada maquinaria de exterminio. A Gröning, quien tras la caída del nazismo pasó por un campo de internamiento británico y luego volvió a la vida civil como contable en una fábrica de vidrio, se le había abierto sumario en 1977, pero quedó sobreseído en 1988. Su juicio estuvo marcado por frecuentes interrupciones por enfermedad del procesado, lo mismo que había ocurrido con el de Demjanjuk, quien murió unos meses después de escuchar sentencia en un hospital de ancianos.
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