Alemania visualizaba ya una tímida desescalada contra el coronavirus, sin embargo, el empeoramiento en los datos de la epidemia del COVID-19 de los últimos días ha llevado a la canciller Angela Merkel a tirar del "freno de emergencia".
El país germano obligará a todos los viajeros a hacerse un test de coronavirus PCR negativo al llegar al país desde cualquier lugar del mundo, aunque no sea considerado zona de riesgo. La canciller alemana y los líderes regionales tomaron esta decisión en una difícil reunión de más de 11 horas en la que se han prolongado y endurecido las restricciones de la vida pública y la actividad económica por la evolución negativa de la tercera ola de la pandemia del coronavirus.
Esta decisión sobre los viajes desde el extranjero viene precedida por la polémica en torno a la afluencia de turistas alemanes a Mallorca de cara a las vacaciones de Semana Santa cuya demanda se había disparado después de que las autoridades sacasen a las Baleares de la lista de zonas de riesgo, lo que eliminaba la obligación de presentar una prueba PCR y guardar cuarentena.
La variante británica supone en Alemania el 72% de los contagios y el país ha sido de los primeros en actuar ante el llamamiento de alerta de la OMS informando de que los contagios están creciendo en Europa, acaban de decidir prolongar y endurecer las restricciones frente a la COVID-19 de cara a la Semana Santa.
Entre el 1 y el 6 de abril solo podrán abrir los comercios esenciales y se prohíben las reuniones en espacios públicos.
Situación crítica en Europa
Francia marca su récord de ocupación de camas UCI en lo que va de año, 4.500 y en Italia la incidencia acumulada del coronavirus aumenta, mientras se han registrado 400 fallecidos. En Reino Unido toman aire y muestran sus mejores datos desde el mes de septiembre.