Han pasado casi 9 años del terremoto de 9 grados que sacudió la región japonesa de Fukushima y que provocó la gran catástrofe nuclear dejando todo contaminado. Los últimos análisis científicos de los productos locales muestran que esa radiación ha desaparecido.
El invernadero Koichi Aoki cultiva fresas, tomates y espárragos. Se encuentra a unos 50 kilómetros de la central nuclear. En las misma costa se sitúa un puerto donde los pescadores acaban de descargar producto fresco que se vende en el mercado.
Verduras, pescados y mariscos que tienen mala reputación porque pertenecen a una región que ha sufrido un desastre nuclear. Sin embargo, los científicos de un laboratorio han estudiado gran cantidad de productos locales.
El 99,8% de lo analizado semanalmente desde 2018 demuestra que la concentración de radiación ha desaparecido prácticamente. Niveles 12 veces más bajos de lo que se exige en Europa para un consumo seguro. Y en la calle los japoneses de la zona lo demuestran, ya que los mercados vuelven a llenarse.
Sin embargo, China prohíbe la importación de una amplia gama de productos de Fukushima y EEUU pone limitaciones a algunas mercancías. Los productores locales, esperanzados, creen que con tiempo y paciencia se volverá a la normalidad.