Anette Cabelli, tiene ahora 93 años y a pesar de la edad no ha podido olvidar sus tres años en Auschwitz, donde llegó en 1942 con su madre. Llevaban cuatro días de viaje juntas hasta que las separaron y su madre desapareció en un camión. 75 años después cuenta a Antena 3 Noticias lo que vivió porque, asegura, no quiere "que la historia se repita".
Con los mismos ojos que lo vieron aquella noches, Anette contempla el lugar donde vivió el horror. "Fuimos al tren, no teníamos ni comida ni agua, y en el tren había mucha gente".
Muchos de ellos murieron en aquellos vagones. Otros lo harían después. Anette
viajaba de la mano con su madre, hasta que la subieron a un camión y cuando iba
a unirse a ella, un alemán se lo impidió..."Y en el momento que iba a subir al camión, él me tiró, y ya no vi más a
mi mamá".
Cuando preguntó por ella después, un guardia le dijo: "Ves el humo de aquella chimenea? Pues ahí está tu mamá". Le raparon el pelo y le tatuaron un número: el 40637 que aún sigue en su brazo
y con el que se dirigían a ella. "Durante dos años y medio, no oí el nombre. Era todo con el número".
Junto a otras chicas les desnudaban delante de las SS. "Se reían porque nos ponían agua caliente y chillábamos, y luego agua fría
y también chillábamos. Era un espectáculo para ellos".
Recogió excrementos, se contagió de tifus, vio cómo quemaban y mataban a sus
compañeros, pero su instinto de supervivencia hizo que nunca llorara.
"Cuando volví entonces sí estuve llorando, pero en el campo tenía que
luchar".
Ahora cuenta lo que vivió para que la historia no se repita.