El año arrancó con motivos para la esperanza: uno de los conflictos más enquistados del mundo, el de las dos Coreas, comenzaba a desbloquearse.
Mientras, en Europa, la situación era menos tranquilizadora con la deriva que comenzaban a tomar varios países, donde la extrema derecha ganaba posiciones.
Mientas, Singapur servía de escenario para el encuentro de dos enemigos históricos: Donald Trump y Kim Jong-Un.
Lejos de allí, en Tailandia se vivía un auténtico milagro: tras 17 días atrapados, 12 niños y su entrenador eran liberados por un despliegue internacional sin precedentes.
La vuelta del verano fue especialmente dura para el presidente francés, Emmanuel Macron. Un movimiento, sin líderes, lograba poner en jaque al mandatario francés y desde entonces las escenas de violencia se repetían cada sábado en el país vecino.
En octubre el brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en Estambul estremecía al mundo mientras todas las miradas se volvían hacia el príncipe heredero.
Otro drama que se ha vivido este año es la inmigración: en 2018, 4.500 personas morían cuando buscaban una vida mejor. Lo mismo que intentan miles de centroamericanos que han recorrido miles de kilómetros para toparse con un muro infranqueable: el de Estados Unidos.
Durante este año también hemos visto a la primera ministra británica, Theresa May, intentando convencer a Europa de las bondades del 'brexit' a ritmo de Abba.
En noviembre el fuego se cebaba con California, donde más de 80 personas perdieron la vida y miles de edificios quedaron arrasados.
Y para cerrar este repaso de un año frenético, otra imagen conciliadora: la de todos los presidentes de Estados Unidos homenajeando a George Bush en su funeral.
