Aplazado el juicio contra Donald Trump: no habrá tiempo de juzgar al expresidente antes de las elecciones

Nadie hubiera jamás imaginado, ni siquiera la novela más fantasiosa, que dos jueces nacidos en Colombia podrían tener tanto que decir sobre el futuro de Donald Trump.

En Nueva York, Juan Manuel Merchán, nacido en Bogotá en 1962, pone claramente contra las cuerdas al ex presidente en su juicio por supuestos pagos electorales ilegales. Ha permitido que se presenten en el juicio evidencias que en el futuro serán reconsideradas por un tribunal de apelación si Trump pierde. Incluso le ha amenazado con prisión mirándole fijamente a los ojos.

En Fort Pierce, Florida, Aileen Cannon, nacida en Cali en 1981, claramente le despeja todo lo que puede el panorama judicial a Trump en el proceso por quedarse de modo supuestamente indebido con documentos secretos tras salir de la Casa Blanca.

Lo que la jueza ha decretado es que hay tantas cuestiones de procedimiento previas al inicio del juicio que es imposible fijar una fecha. En la práctica eso quiere decir que no habrá tiempo para que se juzgue a Trump en Florida antes de las elecciones. Y, si gana entonces, es probable que nunca se le juzgue por este caso porque Trump es obvio que nombraría un fiscal general que retiraría la acusación que, actualmente, ejerce el fiscal especial nombrado por la administración Biden.

La jueza alega que el caso es especialmente complejo, dada la naturaleza del acusado, un ex presidente. No le faltan razones. La propia Corte Suprema está, paralelamente, considerando qué tipo de inmunidad podría tener Trump y se espera un dictamen a inicios de julio.

Pero igualmente cierto es que esta juez ha tomado una serie de decisiones que han ido retrasando el proceso y que, la mayoría de expertos legales coinciden, la inmensa mayor parte de jueces habrían acelerado.

Por ejemplo, entre las ocho cuestiones de procedimiento que la jueza alega que están pendientes se encuentra una vista para aclarar, a petición de la defensa de Trump, si el fiscal especial Jack Smith fue nombrado legalmente. Para la mayor parte de analistas esta es una táctica evidente de dilación. Y, por supuesto, está la sospecha de que la jueza fue nombrada por el propio Trump.

Pero lo importante es la consecuencia, y esa es que paso a paso se va despejando el horizonte judicial del ex presidente según se acercan las elecciones.

Juicios pendientes

A Donald Trump todavía le quedan pendientes varios juicios. Entre ellos el juicio ya en marcha en Nueva York donde, pese a las apariencias, no será fácil que se alcance la unanimidad necesaria entre los doce miembros del jurado para que se encuentre a Trump culpable, aparte de que podrá apelar.

Le queda pendiente también el juicio de Georgia por interferencia electoral. Pero también aquí las cuestiones de procedimiento ya han hecho prácticamente imposible que haya novedades antes de las elecciones.

Y le queda pendiente el juicio en la capital Washington por los sucesos alrededor del asalto al Congreso, pero depende de lo que decida la Corte Suprema, que también fácilmente puede alegar que es necesario aclarar aspectos legales que, en la práctica, harían imposible un juicio antes de noviembre.

De momento, la jueza Aileen Cannon ha demostrado porqué ha sido toda la vida una experta no solo en cuestiones legales sino también —sorpresa— en bailar flamenco. Baila de cerca, pero sin pegarse.

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