La fauna silvestre del Pantanal brasileño, con especies amenazadas de extinción, vive a cada día jornadas épicas por su supervivencia y evitar ser alcanzada por los incendios forestales que se arrastran en el mayor humedal del mundo y dejan desolada parte del bioma compartido con Paraguay y Bolivia.
En un escenario sombrío, con una inmensa cortina de humo y en el que las brasas elevan todavía más los hasta 43 grados centígrados de temperatura en esa región del centro-occidente brasileño, emergen los cadáveres de caimanes, aves de gran porte, venados, marsupiales, ganado vacuno y felinos que no consiguen escapar de las llamas.
Los pantanos secos y la calcinada vegetación se han convertido en un cementerio a cielo abierto para centenas de animales que mueren quemados en su frustrada huida del fuego y, así, los osarios expuestos cada vez son más comunes en un lugar que junto a la Amazonía es motor del ecoturismo en el gigante suramericano.
Los animales lucha por su vida
Algunos animales, generalmente los más rápidos en su escapada, como venados, aves y felinos, consiguen llegar hasta la carretera Transpanteneira, que une pequeños perímetros urbanos en esa vasta región, para ser rescatados por voluntarios y ser llevados al único centro veterinario de atención que está operando.
El Gobierno ha instalado desde finales de agosto un puesto para los animales que llegan heridos y los más graves son remitidos a Cuiabá, la capital regional, en helicópteros de los organismos de socorro, pero, de acuerdo con líderes comunitarios, todavía faltan más recursos veterinarios para enfrentar el estrago en la fauna.
"Nuestros equipos han conseguido rescatar catorce animales, pero sobre la cuantificación de las muertes no tenemos todavía los datos concretos. Tenemos un equipo recolectando los datos en las áreas quemadas para hacer un cálculo geográfico", señaló a EFE Karen Ramos Ribeiro, la veterinaria responsable del centro de acogida.
De acuerdo con Ramos Ribeiro, "los animales de pequeño porte y los más lentos, como osos hormigueros y erizos, son los más vulnerables", aunque especies como el jaguar, el tercer mayor felino del mundo y el más grande del continente americano también están amenazados por los incendios.
Aunque la atención se fija en especies amenazadas como el jaguar o en otras como los caimanes, que a pesar de su ferocidad y tamaño en los pantanos se han tornado también vulnerables al fuego inclemente, los gran variedad de insectos, importantes actores en el equilibrio del bioma, comienza a ser devastada.
La veterinaria indicó que el impacto en el subsuelo y en las especies es "enorme", así como para la economía de Mato Grosso, un estado agrícola y ganadero que también tiene en el turismo una fuente importante de ingresos.
"Por lo que escuchamos de los habitantes de la región es que éste es el mayor incendio en más de veinte años. El impacto y el área que tomó en la última semana fue de 800.000 hectáreas", lamentó Ramos Ribeiro.
Durante este 2020, los incendios en el Pantanal han aumentado más de un 230 % en relación con 2019 y, según datos del Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales (LASA) de la Universidad Federal de Río de Janeiro, las llamas ya han devastado el 15 % de las casi 14 millones de hectáreas que abarca este bioma en Brasil.
Los fuegos llegaron al parque Encontro das Aguas, ubicado cerca de la frontera con Paraguay y uno de los lugares más turísticos de este bioma por concentrar el mayor número de jaguares del mundo.
Con una extensión cercana a las 109.000 hectáreas, el parque está situado en Porto Jofre (Mato Grosso), donde los organismos ambientales han comenzado a evaluar el impacto del fuego en el hábitat de ese felino, conocido en el país como "onça pintada" y que forma parte de la simbología brasileña.