Las manifestaciones que comenzaron en el consulado estadounidense en Bengasi y que acabaron con la muerte del embajador de EEUU en Libia no se detienen. Se han repetido 24 horas después frente a la Embajada de El Cairo, donde la Policía local ha salido a la calle para evitar nuevos posibles ataques.
El presidente egipcio, Mohamed Mursi, ha rechazado los ataques a Mahoma, pero ha afirmado que garantizará la seguridad de los edificios diplomáticos.
En Túnez los radicales han quemado banderas estadounidenses, y en la Franja de Gaza los manifestantes se unían al grito de 'muerte a América'.
Además, entenares de manifestantes irrumpieron en la Embajada de EEUU en Saná (Yemen), también como protesta por el vídeo que el Islam entiende como ofensivo con Mahoma. El Gobierno del país ha asegurado que los disturbios han terminiado sin víctimas y se ha comprometido a proteger las embajadas.
El ataque contra el consulado de Estados Unidos en Bengasi, fue "muy bien planificado" y además "relacionado con el aniversario del 11 de septiembre", según han apuntado varios expertos. "Lo que ocurrió en Libia fue (...) un ataque muy planeado y altamente dotado de armas que subraya cuán peligrosa es la situación en Libia desde un punto de vista de seguridad", consideró en una rueda de prensa telefónica Isobel Coleman, directora del programa de política exterior del Council of Foreign Relations (CFR). Coleman precisó que los ataques ponen en evidencia que aún existen grupos armados que están fuera del control del Gobierno y que están bien armados.
La Presidencia tunecina ha expresado su "plena solidaridad" con Estados Unidos ante esta "agresión", al tiempo que ha mostrado su apoyo al Gobierno libio "de cara al restablecimiento de la situación de seguridad".
El Ministerio de Exteriores tunecino ha indicado que el país "se ciñe a los principios de tolerancia y diálogo entre religiones y civilizaciones y condena con total firmeza los intentos irresponsables de algunos extremistas y fanáticos que afectan a los sentimientos de los musulmanes y todos los creyentes del mundo".
El origen del ataque podría estar detrás de simpatizantes de Al Qaeda, que aprovecharan la manifestación para perpetrar un ataque que ya habían planeado con antelación.
Tras los ataques, funcionarios estadounidenses indicaron que Washington desplegará aeronaves no tripuladas lo antes posible para recabar información en las cercanías de Bengasi y otras zonas del este de Libia. Asimismo, agentes del FBI y de la Inteligencia Militar, viajan a Libia para investigar los hechos y encontrar a los responsables.