Elecciones Alemania

El ascenso de los ultras alemanesde AfD pone en aviso a toda la Unión Europea

Bruselas está en alerta por los buenos resultados en Alemania de AfD, un partido nacionalista, euroescéptico, prorruso y antiinmigración. Además, estos comicios han reforzado el discurso xenófobo de otras formaciones extremistas europeas.

El copresidente del partido político de derecha Alternativa para Alemania (AfD), Tino Chrupalla y la vicepresidenta de la AfD, Alice Weidel

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Los partidos de extrema derecha han ido ganando peso en Europa en los últimos años. Los casos se acumulan, desde Giorgia Meloni en Italia, Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Países y ahora la AfD en dos landers alemanes. Un movimiento sísmico en estas dos regiones del este germano, que amenaza con tener consecuencias en el gobierno de Berlín. El canciller Olaf Scholz se enfrenta a unos próximos meses complicados, en los que puede verse obligado a cambiar o matizar algunas de sus posiciones políticas.

En Bruselas han saltado las alarmas por la inestabilidad que puedan generar estos resultados en el país más poblado de la UE. Alemania es el motor comunitario y tiene elecciones federales a la vuelta de la esquina, en septiembre de 2025. Es difícil saber si este aumento del voto extremista podrá consolidarse dentro de un año.

Está claro que los alemanes de estas dos regiones han querido castigar a los partidos tradicionales. Han expresado que no están contentos de cómo han gestionado sus problemas del día a día, pero el voto a la AfD representa un paso más, hacia una mayor polarización de la sociedad.

Alternativa por Alemania es un partido muy escorado hacia la derecha, que plantea serios problemas en Bruselas. Primero por su cercanía a Rusia y, segundo, porque es una formación claramente euroescéptica.

En la eurocámara ha conseguido liderar uno de los tres grupos de extrema derecha. Se hacen llamar 'Europa de las Naciones Soberanas', y es la formación más radical del hemiciclo, con la que ni siquiera han querido pactar otros partidos ultraconservadores de la UE.

La propia Marine Le Pen, que representa a la ultraderecha francesa, no quiso compartir bancada con ellos, al considerarles demasiado radicales por unas palabras de su líder coqueteando con el nazismo. Maximilian Krah aseguró en medio de la campaña que "nunca diré que cualquiera que llevara un uniforme de las SS fuera automáticamente un criminal".

Una bomba política que hizo que el italiano Salvini y francesa Le Pen anunciaran de inmediato que rompían relaciones con AfD, que hasta ese momento habían sido sus socios en el Parlamento Europeo. Los alemanes comenzaron a ser un claro estorbo para llegar al poder de su mano.

Apuntan como causa la inmigración

Hungría y República Checa no han perdido la ocasión de intentar aprovechar este triunfo en beneficio propio. Son dos gobiernos populistas que mantienen un duro discurso antiinmigración y han pedido un endurecimiento de las políticas migratorias.

Sus dos primeros ministros han apuntado que esta victoria se debe al debate migratorio, que estuvo muy presente en la campaña electoral. Aseguran que el buen resultado les da la razón, ante lo que ellos creen que demanda la sociedad europea.

El primer ministro checo, Petr Fiala, ha asegurado que la "migración ilegal descontrolada es un problema creciente en todo el continente". Y se ha felicitado porque dice que "incluso aquellos que me tildaron casi de xenófobo hace años, ahora lo reconocen".

De forma paralela, el ministro de gobernación de Hungría, Gergely Gulyás, ha declarado que espera que estas elecciones regionales en Alemania supongan que “cada vez más partidos apuesten por una frontera eficaz de la zona Schengen”.

El ministro húngaro fue noticia hace unas semanas por amenazar con trasladar a Bruselas migrantes, si desde la Comisión Europea se seguía presionando a su país con las políticas migratorias.

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