Las imágenes que llegan 24 horas después de las dos potentes explosiones en el puerto de Beirut, en Líbano, demuestran la terrible tragedia que vive la ciudad.
Varios vídeos muestran el momento de la explosión y como lo sufrieron en las casas, las oficinas y los comercios.
Una madre salva a su hija en cuestión de segundos
Una de las imágenes más impactantes es en la que se ve cómo un madre, que está pasando tranquilamente la aspiradora, coge en volandas a su hija pequeña en el momento justo en el que unas grandes cristaleras están a punto de caer sobre ella a causa de la onda expansiva.
En otro vídeo, se puede ver el momento en que un hombre protege con su cuerpo a su hijo, lo coge, y a pesar del desconcierto finalmente opta por ocultarse rápidamente bajo una mesa mientras se escucha la deflagración y el ruido de cristales y ventanas rotas.
Caos, incertidumbre y destrucción
En otra imagen, se ve a un hombre hablando tranquilamente por teléfono en su despacho cuando, de repente, la puerta se abre con gran estruendo, le golpea, y luego comienzan a caer cascotes en su oficina.
Gritos y carreras en los centros comerciales demuestran el miedo y la incertidumbre de la población durante las explosiones.
Las imágenes son desoladoras: casas destrozadas, muebles rotos. Una mujer toca el piano tras la tragedia mientras que la cámara de vídeo muestra cómo ha quedado su casa, con las cortinas por el suelo, los muebles con numerosos desperfectos, los cristales rotos.
Como un terremoto de 4,5 grados Richter
La explosión de Beirut, en Líbano, ha causado importantes daños en un radio de 20 kilómetros alrededor del puerto. Fue como si un terremoto de 4.5 grados Richter sacudiera la ciudad.
El balance de muertos, de momento, es de 100 personas y hay más de 4.000 que han resultado heridas.
El gobierno libanés investiga cómo se produjo este detonación de casi 3.000 mil toneladas de nitrato de amonio, que se usa como fertilizante y también para fabricar explosivos. Muchas personas creyeron estar viendo el estallido de una bomba nuclear.