Siguen saliendo a la luz nuevos vídeos de la violenta explosión en Beirut, la capital del Líbano. Los servicios de emergencias continúan buscando supervivientes entre los escombros mientras investigan el origen de ese estallido que ha dejado al menos 137 muertos y más de 5.000 heridos. La rabia por los sucedido ya se abre paso entre la población.
Una ciudad destrozada por la explosión
La fuerza de la explosión ha dejado numerosos edificios partidos, en riesgo de derrumbe y habitaciones a plena vista. Dormir en casa se ha convertido casi en un sueño. Muchos libaneses se han sumado a las labores de reconstrucción, retirando escombros o limpiando cristales.
En las calles, la situación es tensa. Los mismos jóvenes que hace meses protestaron por la grave crisis y el hambre que ya sufría el Líbano se unen, ahora, con mayor rabia por la incomprensión de esta tragedia: "Mira lo que está pasando, hemos retrocedido 100 años", "No sé puede sentir nada en Líbano. Nuestro país es así, hay que acostumbrarse", aseguran dos libaneses.
El gobierno ha prometido que los responsables pagarán. Se investiga el motivo por el cual el almacén de nitrato de amonio explotó y por qué se almacenó a escasos metros de un barrio residencial. El máximo responsable de aduanas insiste en que envió varias cartas para que trasladasen los explosivos.
Envío masivo de ayuda humanitaria
En el epicentro de la explosión ha quedado un gran socavón. Se calcula que alrededor de 300.000 personas se han quedado sin casa. Ha comenzado a llegar ayuda humanitaria internacional (comida y medicinas) además de personal que ayudarán en las labores de búsqueda de desaparecidos y en la reconstrucción de la zona.
Precisamente, un grupo de bomberos españoles viajará hasta la capital del Líbano y sus perros ayudarán en la búsqueda: "La misión es localizar lo más rápido posible a las posibles personas que puedan quedar debajo de esas estructuras colapsadas", asegura un bombero.