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EN EL CEMENTERIO MUNICIPAL Y DE SANTA RITA

Brasil comienza a enterrar a los fallecidos en la tragedia ocurrida en una discoteca

La tragedia es la peor de las ocurridas en Brasil en los últimos 50 años. El dolor y el sufrimiento bañan las calles de la localidad brasileña de Santa María donde se han comenzado a sepultar a las víctimas del incendio en una discoteca que se ha cobrado la vida de 120 hombres y 113 mujeres.

En medio de la conmoción, los habitantes de la ciudad de Santa María comenzaron a sepultar a los jóvenes víctimas del incendio de la discoteca Kiss. Al Cementerio Municipal y al de Santa Rita comenzaron a llegar familiares, amigos y compañeros de estudio de los jóvenes fallecidos para darles el adiós definitivo

Santa María es una ciudad universitaria del sur de Brasil que limita con Argentina y Uruguay y que este fin de semana ha vivido la peor tragedia de su historia y la más sangrienta de Brasil en los últimos 50 años, tras un incendio que tuvo lugar en una discoteca y que se ha cobrado la vida de 233 personas y ha dejado al menos a 106 heridos.

El dolor y los llantos han bañado esta localidad brasileña que concentra la décima parte de los estudiantes del país al reunir a ocho de las grandes universidades. Los familiares de las víctimas han velado durante toda la madrugada los ataúdes en los que descansan los fallecidos.

Una veintena de ataúdes, escoltados por centenares de familiares, amigos y allegados, permaneció toda la madrugada en el Centro Deportivo Municipal, un complejo de gimnasios adonde las autoridades llevaron los cadáveres para identificarlos y que se convirtió en el epicentro de la tragedia. El gimnasio fue durante todo el día un bullicioso trajín de familiares y amigos, a los que se sumaron 500 voluntarios, entre ellos médicos, psicólogos, además de policías, militares, religiosos y periodistas. Buena parte de los 261.000 habitantes de Santa María, localidad del estado de Río Grande do Sul, en el extremo sur de Brasil, acudió en masa a mostrar su apoyo a las familias, que mantuvieron el duelo entre el llanto y un turbador silencio.

Las primeras investigaciones apuntas a que el fuego comenzó cuando desde el escenario el grupo que tocaba encendió un equipo pirotécnico conocido como 'Lluvia de plata' cuyas chispas alcanzaron el material aislante de ruido que estaba en el techo de la discoteca. Esta sería la primera de las infracciones cometidas esa noche en Brasil ya que está prohibido encender dichas bengalas en recintos cerrados. Además, la discoteca Kiss tendría la licencia de apertura caducada por lo que no tenía permiso para permanecer abierta. Otra de las decisiones incorrecta fue la de los encargado de seguridad que cerraron las puertas para evitar que el público saliese sin pagar.

Las llamas, la caída del fluido eléctrico y la humareda generaron pánico entre las personas que estaban en la discoteca y una estampida hacia las puertas, donde muchos murieron pisoteados. La difícil evacuación y la avalancha de personas corriendo hacia la única salida causaron numerosas muertes por asfixia. Según el capital Edi Paulo García, oficial de la Policía Militarizada, la mayoría de los cuerpos fueron hallados amontonados y sin quemaduras. El ministro de Salud, Alexandre Padilha, que se desplazó a Santa María junto con numerosos médicos y socorristas, aseguró que tan sólo el 20 por ciento de los hospitalizados sufrió quemaduras y en sólo 16 casos se registraron quemaduras de gran extensión.

Rousseff también los acompañó y se desplazó hasta el hospital de la Caridade para transmitir su pésame a los familiares de las víctimas en el Centro Deportivo Municipal.

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