Los ministros de Consumo de los Veintisiete han tomado medidas por el escándalo de la carne de caballo etiquetada como de vacuno. Pedirán controles de ADN sobre las carnes procesadas en toda la Unión Europea. El comisario europeo de Salud y Política de Consumo, Tonio Borg, ha dicho que habrá dos series de pruebas, la primera sobre el ADN en carne de vacuno y la segunda para ver si hay fenilbutazona en la carne de caballo. Irlanda, país que preside la Unión Europea este semestre, ha reclamado "una respuesta colectiva" de los Veintisiete para abordar el escándalo de la carne de caballo encontrada en platos preparados y etiquetados como vacuno.
Bruselas está dispuesta a ayudar en todo lo posible para restablecer la confianza de los consumidores en los países afectados por el escándalo. Así, Borg ha insistido en que de momento "no hay indicaciones" de que el problema sea un peligro sanitario, sino únicamente de etiquetado, aunque ha advertido de que, si en algún momento se concluye que la carne en cuestión presenta riesgos para la salud, la CE adoptaría "acciones inmediatas".
Los controles, que costarán unos tres millones de euros en toda la UE y de los que Bruselas financiará una parte, se realizarán durante el mes de marzo, con el objetivo de disponer de resultados el 15 de abril, ha explicado el comisario. El objetivo de la prueba sobre la carne de caballo es descartar que, aparte del supuesto problema de fraude en el etiquetado, no existe un riesgo sanitario. En el caso de que las conclusiones lo recomendaran, los test se prolongarían durante dos o tres meses más, ha añadido. En España, se llevarán a cabo unas 200 pruebas en cada caso, según fuentes comunitarias.
Además, ha hecho hincapié en el buen funcionamiento del sistema de "trazabilidad" comunitario, que permite determinar el origen y la cadena de distribución de los productos. El "Sistema de Alerta Rápida de la UE para piensos y alimentos" (RASFF) facilita asimismo la rápida circulación entre los países de los datos sobre las investigaciones, ha explicado.
Bruselas "está siguiendo muy de cerca la situación" y trabajando con las autoridades nacionales, en particular con Francia, Rumanía, Holanda, Luxemburgo y Reino Unido, para asegurar que el origen del problema sea identificado y resuelto, ha indicado. Borg ha descartado que de momento hagan falta nuevas normas sobre el etiquetado de productos y ha insistido en que lo que se necesita es respetar las existentes, lo que no ha ocurrido en este caso.
La CE está esperando los resultados de una evaluación de impacto sobre el eventual etiquetado de la carne en los productos transformados, y a la vista de ello estudiará la cuestión, ha explicado el comisario. Asimismo, ha pedido que el incidente ocurrido no se utilice para dañar la idea del mercado interior.
Sobre los siguientes pasos a dar, ha explicado que en fechas próximas tendrá lugar una reunión a nivel técnico donde los estados miembros pararán revista a las investigaciones en marcha y se producirá "una respuesta coordinada de los pasos a seguir". Además, el asunto se incluirá en la agenda del consejo de Agricultura que se celebrará el próximo 25 de febrero.