Siria
El captagón, la "cocaína de los pobres" con la que Bashar al Assad consolidó a Siria como un narcoestado
Aproximadamente el 90% de las divisas extranjeras que ingresaron en Siria en los últimos años provienen del tráfico de esta sustancia, conocida como la "cocaína de los pobres".
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Mientras una gran parte de la población siria vivía sumida en la pobreza, Bashar al Assad consolidó a su país como un auténtico narcoestado. El captagón, cuya fórmula química es la fenetilina, se convirtió en una fuente clave de ingresos para el régimen, que se benefició enormemente de esta droga barata, cuyo valor superaba "aproximadamente tres veces el comercio combinado de los cárteles mexicanos", según el Gobierno del Reino Unido. Este tráfico convirtió a Siria en el mayor productor mundial, con un 80% del captagón disponible a nivel global proveniente del país.
Un "salvavidas financiero" para el régimen
Gracias a la producción y tráfico de captagón, Bashar al Assad pudo mantener a su élite gobernante, sosteniendo la economía de un régimen aislado y asfixiado por sanciones desde el inicio de la revuelta en 2011. La droga no solo se convirtió en una fuente crucial de ingresos, sino que también permitió al régimen financiar su maquinaria de control y represión.
La reacción internacional
Estados Unidos, al tanto de la situación, había denunciado en varias ocasiones el vínculo entre el régimen de Assad y el narcotráfico, imponiendo sanciones a la familia presidencial. Además, las fuerzas enemigas, al tomar zonas estratégicas como Damasco, descubrieron la magnitud del negocio ilícito.
Israel también se involucró al encontrar pastillas de captagón en posesión de los terroristas palestinos de Hamás, responsables del ataque desde Gaza en octubre de 2023. Mientras tanto, Jordania interceptó 65 millones de pastillas procedentes de Siria en 2022, lo que subraya la magnitud del tráfico de esta droga.
Un negocio de miles de millones de dólares
El negocio ilegal de captagón está valorado en más de 10.000 millones de dólares anuales, una cifra que supera de manera significativa el PIB oficial de Siria, que se encuentra en alrededor de los 9.000 millones de dólares. La mayor parte de estos ingresos están bajo el control de la familia Assad, que, a pesar de estar dispersa, mantiene acceso a fortunas escondidas en paraísos fiscales y cuentas secretas.
Maher al Assad, hermano del dictador y comandante de la 4ª División del Ejército, es la figura clave detrás de la producción y tráfico de captagón. Esta unidad militar gestionaba laboratorios clandestinos y rutas de exportación hacia mercados clave en Libia, Jordania, Arabia Saudí y Turquía. Además, Maher contaba con el apoyo de Hizbolá, la milicia libanesa respaldada por Irán, para distribuir la droga en una red transnacional de narcotráfico.
Las autoridades saudíes han interceptado grandes cargamentos de captagón provenientes de Siria, considerándolo una verdadera crisis de salud pública. Estas pastillas eran ocultadas en mercancías diversas, desde placas de hierro hasta latas de tomate, y se enviaban principalmente a través del puerto libanés. Además, en 2020, las autoridades italianas incautaron 14 toneladas de captagón en el puerto de Salerno, que provenían de fábricas controladas por Samer Kamal al Assad, primo del dictador y empresario.
El origen del captagón y su expansión
El captagón fue desarrollado en Alemania en la década de 1960 como un tratamiento para trastornos como la narcolepsia, pero fue prohibido en 1986 debido a su alto potencial adictivo y efectos secundarios peligrosos, como psicosis y convulsiones. Tras su prohibición, la producción ilegal comenzó en Bulgaria y luego se trasladó a Siria y Líbano después del inicio de la guerra civil en 2011, que transformó a la región en el epicentro del narcotráfico en Oriente Medio.
El captagón no solo ha sido utilizado para financiar al régimen, sino también para aumentar la resistencia de los combatientes. Apodado "el coraje químico", es consumido por soldados de todo el mundo para mejorar su energía, concentración y sensación de invulnerabilidad, eliminando el cansancio y la percepción del dolor.
Grupos como el Estado Islámico lo utilizaron entre sus combatientes en Siria e Irak, aunque Al Qaeda lo prohibió al considerarlo incompatible con la ley islámica. Fuera del ámbito yihadista, la droga ha ganado popularidad en países como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, donde se consume en las clases media y alta como una sustancia recreativa.
Un precio bajo y una expansión masiva
El bajo coste del captagón ha sido otro factor crucial en su expansión. En 2019, una pastilla en Líbano costaba entre 1 y 2 euros, mientras que en Siria, en 2021, las pastillas de peor calidad se vendían por menos de un euro. Las pastillas de mejor calidad podían alcanzar hasta 14 euros, especialmente las enviadas a Arabia Saudí. En este país y en Jordania, el captagón se utiliza como un "estimulante académico", pues algunos estudiantes lo consumen para mejorar su concentración.
Acciones internacionales contra el narcotráfico
Estados Unidos ha implementado medidas agresivas para combatir el tráfico de captagón. En diciembre de 2022, el presidente Joe Biden promulgó la Ley Captagón, que instruye al Gobierno estadounidense a desarrollar una estrategia integral para desmantelar las redes de contrabando de esta droga.
En marzo de 2024, el Departamento del Tesoro impuso sanciones a once personas vinculadas con el tráfico de captagón y el apoyo financiero al gobierno sirio, incluidos Bashar al Assad y su hermano Maher. Sin embargo, estas sanciones no afectaron significativamente al régimen, cuya principal fuente de ingresos seguía siendo la producción y venta de captagón.
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