Chile decidió este domingo en un histórico plebiscito, surgido en respuesta a las protestas sociales de hace un año, redactar una nueva Constitución y enterrar su actual Ley Fundamental, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
Los chilenos votaron abrumadoramente a favor del 'Apruebo', la opción que abre un proceso constituyente, y eligieron que este sea absolutamente ciudadano, encargando la redacción de la nueva Carta Magna a una convención constitucional que estará compuesta por 155 personas elegidas por votación popular solo para ese fin.
La opción del 'Rechazo', que abogaba hacer reformas a partir de nuevas leyes pero no cambiar el marco constitucional que, en su opinión, permitió el crecimiento de Chile en los últimos 30 años, obtuvo casi un 22 % de los votos.
Cuando los resultados ya eran irreversibles, Plaza Italia se rompió en un atronador aplauso, seguido de caceroladas, fuegos artificiales, pitidos y batucadas.
Sobre el edificio Telefónica, el más alto en la zona, se proyectó el mensaje "Renace", en un guiño a lo que simbólicamente supone sepultar el marco jurídico del régimen de Pinochet en Chile, mientras decenas de vendedores ambulantes se llenaban los bolsillos vendiendo bebidas, comida rápida y todo tipo de souvenirs alusivos al proceso constituyente.
El aplastante resultado es el triunfo de una revuelta, que comenzó con una protesta estudiantil contra el aumento del billete de metro, que descolocó a la clase gobernante y que un año después carece de líderes visibles.
El siguiente paso es elegir a los constituyentes el próximo 10 de abril, quienes tendrán hasta un año para redactar el nuevo texto, que deberá ser refrendado en otro plebiscito, este con voto obligatorio. Nadie en Plaza Italia se plantea ahora la posibilidad de que esa futura votación se pierda y de que se vuelva al punto de inicio.