La respuesta del gobierno galo ha sido contundente, Francia está en guerra con los terroristas. La población es plenamente consciente de ello, sobre todo junto a la sala Bataclan donde los ataques dejaron más víctimas.
Es muy fácil notar la presencia de estos 10.000 soldados desplegados por las calles, medidas escepcionales que no se veían desde hacía 50 años y, a pesar de ello, la población teme que pueda producirse otro ataque en cualquier momento, porque son conscientes de que son objetivo del DAESH.
Vivir en alerta máxima o ceder ante los yihadistas, los franceses no tienen dudas: "tenemos que luchar contra los terroristas". "Si tenemos miedo ellos han ganado, hay que estar unidos, ser patriotas. Está la policía para protegernos", asegura un ciudadano francés.
La declaración del estado de urgencia ha llenado las calles de miles de soldados y policías. El gobierno de Hollande ha declarado la guerra al terror, a costa de recortar la libertad. "La gente se siente más segura con tantas policía y, en cuanto a la libertad, sí, perdemos libertad pero ¿qué podemos hacer?", se pregunta un transeunte.
Un taxista considera que "la respuesta del gobierno ha sido la que tenía que ser". El DAESH ha dejado claro que Francia es objetivo proritario de sus ataques. En la calle muchos se preguntan si vale la pena ser castigados por su participación en la colación internacional que luchan Irak y Siria.
El objetivo ahora es evitar las aglomeraciones, se han suspendido las competiciones deportivas, ordenado el cierre de mercados callejeros y Disney Land París no abrirá hasta el martes. Francia se blinda nuevamente ante el terror.
