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ADMITE QUE HA SIDO UN 'ERROR HUMANO'
La Compañía Eléctrica de Tokio pide perdón por las fugas de agua radiactiva en la central nuclear Fukushima-1
TEPCO, la Compañía Eléctrica de Tokio, ha pedido perdón por las fugas de agua radiactiva, producidas desde la central nuclear de Fukushima-1 al subsuelo y al océano Pacífico.
El vicepresidente de TEPCO, Zengo Aizawa, se ha reunido con el subgobernador de la prefectura de Fukushima, Masao Uchibori, para pedir perdón por los vertidos contaminantes y asegurar que darán máxima prioridad a solucionar este problema.
Interrogado sobre las causas, Aizawa ha admitido que se ha tratado de un "error humano" porque la válvula que regula la entrada de agua radiactiva desde los reactores nucleares a los tanques superficiales para almacenarla estaba abierta.
El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al Pacífico.
Con el fin de frenar las fugas, TEPCO inyectó un cóctel de agentes químicos para endurecer el subsuelo y crear un muro subterráneo alrededor de los reactores nucleares uno y dos e instaló una red de tuberías para extraer las toneladas de agua radiactiva acumuladas. Hace una semana, la compañía eléctrica comenzó a bombear el agua radiactiva desde el subsuelo hasta la superficie, a un ritmo de 60 toneladas diarias, para almacenarla en los tanques que ha construido alrededor de la central nuclear.
Sin embargo, los trabajos para la construcción de un muro subterráneo alrededor de los reactores tres y cuatro todavía están marcha, por lo que se calcula que diariamente siguen liberando unas 35 toneladas de agua radiactiva.
No se detectaron antes las fugas de agua radiactiva porque los tanques no tienen contadores
En la última semana, TEPCO ha informado de varias fugas de agua radiactiva, de hasta 300 toneladas diarias, desde uno de los tanques del reactor cuatro y ha alertado de que es muy probable que el vertido contaminante haya llegado al Pacífico.
Además, ha revelado que no detectó antes las fugas de agua radiactiva porque los tanques no tienen contadores y el único medio de control eran patrullas rutinarias, por lo que hasta que no se han formado charcos superficiales no han saltado las alarmas.
En este contexto, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha ordenado al Ministerio de Economía, Comercio e Industria que se implique directamente en la solución al problema de los vertidos radiactivos y no ha descartado la utilización de fondos públicos.
Además, la Autoridad Reguladora de la Energía Nuclear (NRA) de Japón ha decidido elevar del uno, que indica una "anomalía", al tres, que indica un "grave incidente", el nivel de alerta por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), por su parte, ha expresado su preocupación por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1 y ha ofrecido al Gobierno de Japón su ayuda para resolver este problema.
Los problemas en Fukushima-1 se deben al terremoto y el tsunami que el 11 de marzo de 2011 arrasaron la costa de la prefectura japonesa, dando lugar al peor accidente nuclear de la historia, junto al de la central de Chernóbil, en Ucrania.
Fukushima-1 estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se asienta sobre una falla, pero no para un tsunami, por lo que el azote del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.
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