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LE DABAN HEROÍNA, METADONA Y DIAZEPAM
Condenan a 13 años de prisión a una mujer y a su novio por drogar a su hija por ser un "inconveniente" para la relación
El informe forense ha revelado que la niña, que murió de una parada cardíaca, había ingerido cantidades significantes de heroína y metadona durante un periodo de seis meses antes de su muerte. Según mensajes que se enviaba la pareja y que han servido como pruebas en el juicio, también le daban fármacos relajantes porque la niña era un "inconveniente" para la relación.
Michala Pyke, una mujer de 38 años, ha sido condenada a 13 años de prisión por drogar a su hija de cuatro junto a su camello durante seis meses, antes de que muriera de un ataque al corazón.
La Corte de Hull, una localidad inglesa, ha escuchado el testimonio de la madre de la pequeña que explicó que le daba sedantes porque era un "inconveniente" para su relación con John Rytting.
Poppy, la pequeña de cuatro años, murió en el año 2013 por un paro cardíaco cuando estaba en casa del novio de su madre, donde había una gran cantidad de drogas prescritas por médicos. Los exámenes toxicológicos revelaron que Poppy había ingerido cantidades significantes de heroína y metadona durante un periodo de seis meses antes de su muerte.
El juez encargado de llevar el caso ha descrito a la mujer como una "mala persona" e incapaz de ser una buena madre. Según pruebas presentadas en el juicio, la pareja hablaba de darle a la niña diazepam, un fármaco con propiedades relajantes, porque suponía un inconveniente para la relación, informa el medio Mirror.
La defensa de la madre explicó que Pyke cada día tiene que afrontar la realidad de que es la responsable, al menos moralmente, de la muerte de su hija y describe a su cliente como una persona con problemas. Además asegura que hasta que empezó a mantener una relación con John Rytting, Poppy estaba bien cuidada. Pero fue al comienzo de la relación, que describe como tóxica, lo que sacó "lo peor de Michala Pyke", señala la letrada.
El juez, por su parte, ha indicado que las drogas encontradas en el cuerpo de la pequeña habían sido recetadas a Rytting, lo que le ha llevado a dictar una sentencia de ocho años de cárcel por la crueldad de sus actos, siendo la víctima una menor, y cinco años por tráfico de drogas.
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