Los quince miembros del máximo órgano internacional de seguridad escucharon al subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, los recientes avances políticos que vive el país norteafricano y trataron de acercar posturas sobre cuál debe ser el papel del organismo en la era "post-Gadafi".
"En el Consejo de Seguridad estamos trabajando con urgencia para preparar el terreno para la ayuda internacional que necesitará el país", explicó al término de la reunión el embajador alemán adjunto ante la ONU, Miguel Berger, para quien el organismo debe asumir "un papel esencial" en el país tras la caída del poder de Gadafi.
Berger se mostró a favor de que la ONU favorezca que "el pueblo libio tome control de su propio destino", por lo que apostó por que el Consejo de Seguridad realice movimientos para levantar algunas de las sanciones que impuso al país norteafricano y trabaje concretamente "para desbloquear los bienes del régimen de Gadafi y entregárselos al pueblo libio".
Otras fuentes diplomáticas occidentales indicaron que "el régimen de sanciones debe ser desmantelado con mucha cautela y en estrecha colaboración con las autoridades libias legítimas", ya que, "de momento el conflicto no ha terminado y algunas informaciones son todavía confusas".
El pasado febrero, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una resolución que imponía sanciones contra el régimen de Gadafi y su entorno, como el bloqueo de todos sus bienes en el exterior, la prohibición de viajar o el embargo de armas.
En marzo, cuando se aprobó el uso de la fuerza para proteger a los civiles libios, se endureció el embargo de armas a Libia y se reforzaron esas sanciones impuestas a Gadafi y a su círculo más cercano de colaboradores.