La presidenta argentina, Cristina Fernández

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COINCIDIENDO CON LA FIESTA NACIONAL

Cristina Fernández celebra una decada de Kirchner en Argentina

La presidenta argentina, Cristina Fernández, apostó por "otra década ganada" que suceda a la que inició hace diez años su marido, el fallecido exmandatario Néstor Kirchner, basada en la solidaridad de los argentinos y en la lucha por la igualdad. Fernández cerró los actos con los que Argentina conmemoró hoy los 203 años de la Revolución de Mayo, antecedente de la independencia de España, que en esta ocasión coincidieron con el décimo aniversario de la llegada al poder de Néstor Kirchner, el 25 de mayo de 2003.

"Esta ha sido una década ganada, mal que les pese a algunos, pero no ganada por el Gobierno, sino por el pueblo", aseguró la presidenta argentina ante una multitud que se congregó en la emblemática Plaza de Mayo de Buenos Aires desde primera hora del día. Tras realizar un repaso histórico a la situación del país desde su independencia de España, Fernández destacó los logros conseguidos durante los gobiernos de su marido y el suyo, las dos personas, dijo, "que más han sido atacadas de la historia, después de Perón y Evita".

"Pero no me quejo, porque sabemos que eso ocurre cuando se defienden los intereses del pueblo. Ellos (el matrimonio Perón) también afectaron intereses, porque antes de su llegada había explotación en el país, pero enseñaron a los argentinos que al lado de cada necesidad tenían un derecho", añadió. "Nosotros -prosiguió- hemos logrado avanzar en temas como los derechos humanos, en trabajo, en inclusión social y educativa. Cada joven y cada mujer que puede estudiar y trabajar tiene instrumentos ahora para pelear por sus derechos".

Sin embargo, aseguró Fernández, "hay algo que me obsesiona y me desvela, que los 40 millones de argentinos se organicen en forma unida y solidaria y que entiendan y comprendan cuáles y dónde están sus verdaderos intereses". "Hay que mirar para cuidar todo lo que hemos conquistado. Tenemos el deber de no depender de una persona y la necesidad de empoderarnos nosotros mismos. Necesitamos unidad en el proceso de transformación económica, de inclusión social y de reformas políticas", advirtió. La presidenta argentina hizo hincapié en la polémica reforma de la Justicia impulsada por su Gobierno y aseguró, una vez más, que se trata de "democratizarla". "¿Cómo puede negarse el derecho a lo argentinos a participar en eso?", planteó.

Como en anteriores discursos, Fernández reiteró que no es "eterna", y "tampoco lo quiero ser", puntualizó, "por eso hay que empoderar al pueblo para que nadie pueda arrebatarles estas conquistas". En ese sentido se refirió a los que auguran el "fin de un ciclo" y afirmó que el cambio de un Gobierno a otro no debe significar el fin de los avances conseguidos. "El nuestro no es un modelo económico, si no un proyecto político con objetivos económicos, sociales y culturales", aseveró la presidenta argentina que afirmó también que su Gobierno seguirá contestando a los agravios con "acción, sacrificio y participación".

Fernández cargó contra los grandes monopolios, "que son los que controlan los precios", junto a los empresarios, "y no el Gobierno ni los trabajadores, dijo, y volvió a reivindicar la "inclaudicable demanda" de la soberanía de las Malvinas. Recordó además la dictadura argentina, "el periodo más trágico de nuestra historia", y aseguró que, a pesar de haber logrado que los genocidas sean juzgados y cumplan sus penas en prisión, el país tiene todavía una "inmensa deuda" con los familiares de las víctimas. Con el recuerdo permanente de su esposo, la mandataria concluyó pidiendo una vez más a los argentinos "que tengan memoria, sean inteligentes, y piensen en la patria", porque "todos somos la patria".

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