Cristina Fernández rompió el protocolo de la ceremonia de asunción de su segundo mandato presidencial, al evocar a su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, en la fórmula de juramento y recibir la banda presidencial de manos de su hija menor, Florencia.
Vestida de riguroso luto, Fernández juró sobre la biblia desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidenta de la nación y agregó: "Si así no lo hiciese que Dios, la Patria y él (Kirchner) me lo demanden".
Desde la muerte de Kirchner (cuyo mandato transcurrió entre 2003 y 2007), en octubre del pasado año, la presidenta suele referirse a su esposo en actos públicos como "él".
Fernández recibió la banda presidencial de manos de su hija menor y tomó ella misma el bastón de mando, ante la mirada del vicepresidente saliente, Julio Cobos, enfrentado con el Gobierno.
Con esta fórmula, la presidenta evitó darle ningún papel a Cobos, quien, según el protocolo, debería haberse encargado de conducir la ceremonia de juramento de Fernández.
Visiblemente emocionada, Cristina Fernández se sumió en un abrazo con su hija mientras en el Parlamento retumbaban los aplausos y los vítores a la mandataria y a Kirchner.
Traslado hasta el Congreso para la ceremonia de asunción
Presidentes invitados, delegaciones extranjeras, legisladores, funcionarios, dirigentes peronistas y representantes de organizaciones de derechos humanos abarrotan el Congreso argentino.
En las calles, decenas de miles de personas saludaron la asunción de la presidenta con consignas peronistas y cánticos como: "Yo soy peronista, soy soldado de Cristina".
Fernández partió en helicóptero de su residencia oficial de Olivos, en las afueras de Buenos Aires, acompañada de sus dos hijos, Florencia y Máximo, y de la novia de este, para dirigirse a la Casa Rosada.
Desde allí, la presidenta se trasladó, en coche oficial, hasta el Congreso para la ceremonia de asunción, tras la cual, regresará a la sede del Gobierno para tomar juramento a sus ministros.