La viuda del ex presidente Nestor Kirchner y actual presidenta es estos días centro de todas las miradas y las dardos de medio mundo, algo que no obstante ya está más que acostumbrada. Las críticas le han llegado por muchos frentes y de todas ellas consigue airosa, quizá a todo ello se deba su fama de mujer todo terreno.
A un lado está su aspecto físico. Desde muy joven, siempre se ha maquillado, llegó a decir literalmente, "como una puerta". Por eso es difícil encontrar una foto de Kirchner al natural, como una que corrió como la pólvora hace unos años por Internet.
Aunque su gran cambio físico llegó en 2005, cuando se inyectó silicona en las mejillas y botox en los labios, quién sabe si de cara a su enfrentamiento en las urnas ese mismo año con otra esposísima, la mujer del ex presidente Duhalde en la batalla por el Senado de Buenos Aires que por cierto lo ganó Kirchner. Su pasión por las joyas tampoco pasa desaparcibida. Habla de ellas incluso desde el púlpito en cumbres de gran relevancia.
Pero no todo han sido lujos y alegrías. En 2010 perdió a su marido repentinamente, víctima de un ataque al corazón. Fue uno de sus momentos más duros de su vida. Entonces ya era Presidenta, al ser reelegida llegó a cambiar el texto de su toma de posesion para rendirle homenaje. No pudo reprimir las lagrimas.
La emotividad de sus discursos -en algunos casos tachados de populistas- y su fuerza para salir adelante de las adversidades -como el tumor en el tiroides que sufrió hace unos meses- son las claves de su popularidad que a día de hoy sigue siendo muy alta entre los argentinos.
Eso y también su desparpajo para hablar sin pudor de todo tipo de temas.
