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SE LICENCIÓ A LOS 13 AÑOS
Dafne Almazán, la psicóloga más joven del mundo, quiere dedicar su vida a ayudar a las niñas superdotadas
Dafne Almazán, una joven de 16 años que se licenció con 13, lamenta que de cada 10 niños superdotados que se diagnostican en México, sólo dos son mujeres. "Existen niñas sobredotadas, pero no se detectan a tiempo y se pierden", asegura.
Dafne Almazán es la psicóloga más joven del mundo, al licenciarse con 13 años. Ahora, con apenas 16, ha decidido dedicar su vida al diagnóstico de niñas y jóvenes superdotadas con el fin de educarlas y estimularlas para alcanzar sus metas.
En una entrevista, la psicóloga y educadora en el Centro de Atención al Talento (Cedat), una escuela especial para superdotados que fundaron su padre y hermano, la adolescente consideró "alarmante" que de cada 10 niños que se diagnostican en México, únicamente 2 son mujeres, algo que está decidida a cambiar. "Existen niñas sobredotadas, pero no se detectan a tiempo y entonces se pierden, se adaptan al sistema por el estereotipo de género y pierden sus capacidades", lamentó una de las 50 mujeres más poderosas de México según la revista Forbes México.
Para reventar "los estereotipos de género", la joven mexicana propone hacer campañas para que las niñas sobredotadas comprendan que su diferencia, su don, es una virtud y se les realice un diagnóstico temprano.
Dafne, que con 6 años ya sabía leer y escribir en dos idiomas (inglés y español), pretende continuar formándose académicamente hasta los 19 años sumando un doctorado a sus dos maestrías. Con gran talento para el piano -en el que interpreta con delicadeza piezas de Mozart- la joven dedica casi todo su tiempo a cultivar sus habilidades y conocimiento, aunque siempre saca tiempo para "ir al cine" o estar con sus amigas.
Pese a que ella nunca experimentó el rechazo por formarse en un sistema especializado, confiesa que al Cedat suelen acudir "niños que han sufrido mucho, que tienen hasta intentos de suicidios porque los maestros y los alumnos los rechazan de tal manera que crecen creyendo que ser superdotado es malo". "Los compañeros ven al sobredotado como el diferente, la persona que no es como ellos y obviamente por ello lo rechazan", explica.
En el caso de los maestros, la adolescente -que posee dos certificaciones profesionales en la Universidad de Harvard (EEUU)- cree que el rechazo nace porque el niño con alto coeficiente intelectual es el que impide el correcto funcionamiento del resto de la clase. "El sobredotado es el que no deja que los otros alumnos aprendan, el que se mueve porque se aburre, entonces el maestro termina por no querer al niño y por eso le rechaza", explicó.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera superdotadas a aquellas personas que tienen un coeficiente intelectual superior a 130. El estereotipo del genio atormentado no existe para Dafne, quien argumenta que los personajes históricos brillantes que tuvieron vidas personales complicadas acusaron una educación normal en escuelas en las que les abocaban al rechazo y los problemas emocionales. "Nunca tuvieron un ambiente en el que pudieran ser felices, eso afectó a su salud emocional", comentó.
Ella tuvo la suerte de recibir desde muy niña el apoyo de su familia, puesto que sus hermanos mayores también son superdotados y sirvieron de precedente. Le inculcaron valores como la perseverancia y el esfuerzo, así como el deporte (practica taekwondo) y la música. Pese a que habla inglés, chino y francés, la niña tiene claro que México es el lugar en el que quiere trabajar para demostrar al mundo que en su país hay talento.
No tiene miedo de perder "el hambre" por cumplir sus metas, ya que su alta capacidad le permite encontrar nuevos retos cada día. En lo profesional lo tiene claro: "apoyar a los sobredotados, conocer más a estos niños, y sobre todo niñas, para pode apoyarlos".
En lo personal, no tiene prisa y, por ahora, solo tiene claro que, a largo plazo, querrá ser madre y tener una familia. Su impecable forma de vestir con medidos blancos y negros, su porte recto y liviano así como su quietud natural permiten adivinar una persona políticamente correcta, aunque ella misma reconoce que "es decisión de cada uno seguir los estereotipos y normas estrictamente establecidas".
Ella, que disfruta leyendo clásicos como Víctor Hugo o Shakespeare y cocinando en casa con su madre, apuesta por "el pensamiento crítico para poder tomar decisiones propias" en un mundo en el que la rareza, el don y las ideas incisivas resultan cada vez más esenciales.
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