Benedicto XVI ha proclamado beato este domingo a su antecesor, Juan Pablo II (1920-2005), en una solemne ceremonia en la plaza de San Pedro del Vaticano, a la que asisten más de un millón de personas de todo el mundo.
El nuevo beato fue proclamado a las 10.38 local, mientras los presentes en la plaza de San Pedro y las calles y plazas adyacentes rompieron en aplausos que duraron varios minutos, sonaba música sacra y ondearon las miles de banderas que portan los fieles.
En la fachada principal de la basílica de San Pedro fue descubierto un retrato de tamaño gigante del nuevo beato, en el que se ve al papa Wojtyla sonriendo con la estola roja, una copia de una foto de 1995.
La proclamación se produjo después de que el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, acompañado del postulador de la causa, el polaco monseñor Slawomir Oder, solicitase al Papa la beatificación (inscribirlo en el libro de los beatos).
Después leyó una biografía del primer Pontífice polaco de la historia, nacido en Wadowice el 18 de mayo de 1920 y fallecido en Roma el 2 de abril de 2005.
El Papa estipuló que la fiesta litúrgica del flamante beato se celebrará el 22 de octubre, aniversario del comienzo de su pontificado (en 1978).
Tras la proclamación, las cámaras de televisión enfocaron el féretro del papa Wojtyla, colocado ante el Altar Mayor de la basílica de San Pedro. Sobre el ataúd fue colocado el Evangeliario de Lorsch, de época medieval, uno de los más preciados evangeliarios custodiados en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Contiene los evangelios de Lucas y Juan.
Tras la proclamación, sor Tobiana, la monja polaca que cuidó a Juan Pablo II hasta su muerte, y sor Marie Simon Pierre -cuya curación de manera inexplicable para la ciencia de la enfermedad de parkinson que padecía ha llevado a la beatificación del papa- llevaron hasta el altar mayor un artístico relicario fabricado para la ocasión con una pequeña ampolla con sangre de Wojtyla.
Delegaciones de 87 países asisten a la ceremonia. Cinco casas reales, entre ellas la de España, 16 jefes de Estado, entre ellos el de México y el de Honduras, y siete primeros ministros están presentes en el Vaticano. Unas 80.000 plantas, procedentes de la región sureña italiana de Puglia adornan el recinto vaticano.