La Policía de Nueva Zelanda ha elevado a 50 el número de muertos por el atentado contra dos quitas de la ciudad de Christchurch y ha confirmado que el sospechoso detenido, Brenton Tarrant, es el único responsable material del ataque.
"Hhemos podido evacuar a todas las víctimas de los lugares de los crímenes y hemos localizado a más víctimas", ha explicado el comisario de la Policía Mike Bush, que ha comparecido este domingo a primera hora en rueda de prensa.
Además ha explicado que los otros dos detenidos, un hombre y una mujer, no tienen relación alguna con el atacante, por lo que ella ha sido puesta en libertad sin cargos y él ha sido acusado formalmente por delitos relacionados con la posesión de armas de fuego.
En cuanto a los heridos, ha explicado que son 50, 36 de los cuales continúan ingresados en el Hospital de Christchurch Hospital. Dos de ellos están en estado crítico y uno más, un niño, está en el Hospital de Starship.
Mientras, se ha intensificado la seguridad en torno a las mezquitas en todo el país. "Tenemos seguridad en todas las mezquitas de Nueva Zelanda y la vamos a mantener hasta que consideremos que no hay ninguna amenaza", ha apuntado.
Por el momento no se han entregado los cuerpos a los familiares, ya que se está trabajando en las autopsias para esclarecer la causa concreta de la muerte en cada caso. "Estamos trabajando con patologistas y forenses (...). Tenemos que aclarar la causa de la muerte y la identidad antes de poder hacerlo", ha indicado.
Tarrant, compareció ya el sábado ante el juez Paul Kellar esposado y acompañado por dos agentes y ha sonreído durante el proceso. Las autoridades han confirmado que no tiene derecho a libertad bajo fianza.
El sospechoso retransmitió en directo por redes sociales el ataque contra una de las mezquitas. En las imágenes aparece un hombre conduciendo un vehículo con música nacionalista serbia de fondo. Antes de la matanza se le puede ver bajarse del coche armado con un fusil de asalto en el que había inscritos varios nombres de iconos de la extrema derecha, así como de víctimas de atentados terroristas perpetrados por organizaciones islamistas.
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, afirmó que el asalto fue "un acto de violencia extraordinario y sin precedentes", en lo que calificó como "uno de los días más negros de Nueva Zelanda". "Este tipo de violencia no tiene ningún sentido en Nueva Zelanda. Esto no es lo que somos", dijo Ardern en rueda de prensa.
En las redes sociales también circula un manifiesto de los asaltantes que incluiría calificativos peyorativos contra los musulmanes. "Es claramente un supremacista blanco que ha planeado esto durante dos años", dijo un analista en seguridad a la emisora Radio New Zeland.