El gobierno de Vanuatu declaró el estado de emergencia tras el paso del ciclón Pam por el país mientras los equipos de rescate intentan acceder a las comunidades afectadas más remotas donde se teme que haya decenas de muertos.
El ministro de territorio, Ralph Regenvanu, dijo que el estado de emergencia ha sido declarado en la provincia de Shefa, que incluye la capital Port Vila, pero que se prevé que se extienda a otras zonas a medida que se restablezcan las comunicaciones y se conozca el alcance de los daños.
La tormenta de categoría 5, una de las más potentes que ha afectado el Pacífico Sur en años, ha causado un número indeterminado de muertos que oscila entre los 4 y los 10, según diversas fuentes de organizaciones humanitarias, pero que podría superar la cuarentena.
El portavoz de la oficina de Gestión de Desastres de la ONU en Port Vila, Paolo Malatu, insistió en que la cifra oficial se sitúa de momento en 4 muertos. "Hay 2 muertos en Port Vila y dos confirmados en Tanna, pero la cifra puede cambiar y como es un ciclón de categoría 5 se espera que se registren muchos más muertos", aseguró Malatu con Efe en conversación telefónica desde Vanuatu.
El ciclón, que arremetió con lluvias torrenciales y vientos de 270 kilómetros por hora, también ha causado varios heridos, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales en Port Vila, donde el 80 por ciento de las infraestructuras han sufrido daños y más de 2.000 personas han sido alojadas en 26 centros de evacuación.
En estos refugios solo han acudido lugareños, según indicó el representante de la ONU, mientras que los extranjeros y turistas están alojados con sus allegados o en los hoteles. En la isla de Tanna, a unos 200 kilómetros al sur de la capital, donde opera una misión religiosa española, todavía no se tiene conocimiento de la situación, según Malatu, que indicó que mañana se intentará alcanzar esa zona remota para hacer una evaluación.
El presidente de Vanuatu, Baldwin Londsdale, que ayer pidió ayuda en un emotivo discurso en la conferencia sobre desastres y emergencias que se celebra en Japón, dijo que Pam ha destruido la mayoría de edificios en Port Vila, incluidas casas, escuelas y hospitales. "Lo describo como un monstruo que ha devastado nuestro país y esto supone un duro revés para nuestra nación", dijo Londsdale a la BBC.
La ayuda internacional comenzó a llegar al país una vez reabierta la pista de aterrizaje del aeropuerto, que quedó inundada, mientras los equipos de rescate trabajan contrarreloj para encontrar a sobrevivientes y para atender las necesidades de los damnificados. "La ayuda está en camino pero estamos en las horas críticas inmediatamente después de la emergencia, cuando la gente puede sobrevivir pero no tiene nada con qué sobrevivir. Y es ahora cuando se necesita estar en el lugar", dijo por su lado, Sune Gudnitz, de la agencia humanitaria de la ONU a la cadena australiana ABC. "Las prioridades son alojamiento, comida y agua potable. Estamos preparándonos para el peor escenario que es un brote de enfermedades transmitidas por el agua como la diarrea", acotó Malatu.
Otra de las preocupaciones se centra en el hospital principal de Vanuatu, no solo por la salud de los pacientes sino por el posible impacto en los medicamentos que necesitan refrigerarse, señaló el director de Oxfam en Vanuatu, Colin Collet van Rooyen, a la televisión neozelandesa TVNZ.
Además de la logística, Australia ha anunciado un fondo de 3,8 millones de dólares (unos 3,6 millones de euros) para Vanuatu, que se añade a las aportaciones que ofrecieron ayer la Unión Europea y Nueva Zelanda, país que se prepara para afrontar el embate del Pam.
La ayuda de Australia, que se destinará principalmente a agencias humanitarias como la Cruz Roja y la ONU, incluye el envío de aviones militares y el despliegue de personal médico, humanitario y consular así como expertos en desastres y provisiones, indicó la ministra de Exteriores, Julie Bishop. Vanuatu, un archipiélago en el que viven más de 250.000 personas, sufrió el año pasado sufrió el embate del ciclón Lusi, cuyo paso dejó 10 muertos, dañó las infraestructuras y cultivos, y contaminó las fuentes de agua.