Aún no hay nada descartado, pero hay dos hipótesis que cobran fuerza. La primera, la despresurización explosiva. Se produce por un impacto en el fuselaje, un defecto en el sellado de una puerta, lo que provoca que el avión pierda presión y haya que descender rápidamente a una altitud que permita respirar. El Airbus de Germanwings lo hizo en 8 minutos, de 11.000 a 2.000 metros.
Agustín Guzman, un experto en seguridad aérea afirma que "es coherente un descenso de estas características, en caso de que haya habido una despresurización, pues por la trayectoria de vuelo, podría parecer que sí".
En ese caso, lo prioritario es controlar el avión y luego comunicar la alerta inmediatamente. ¿Por qué no se hizo?, ¿se desmayaron?. Es lo que más desconcierta a los expertos.
No se sabe el por qué no comunicaron, los expertos creen que "seguramente estaban ocupados en esas dos primeras fases anteriores de intentar controlar el avión".
La segunda hipótesis formulada es la congelación de las hondas de altura. Ya ocurrió en un vuelo de Lufthansa el pasado noviembre en la ruta Bilbao-Munich, y este hecho hace que se refuerce esta teoría. El sensor de altitud se congeló y ofreció datos anómalos que a punto estuvieron de provocar una catástrofe, los pilotos consiguieron parar la caída de milagro. ¿Pudo pasar lo mismo en los Alpes?
El experto en seguridad aérea asegura que "no está tan claro porque las condiciones meteorológicas eran distintas. Estaban volando en cielos despejados".
Otras posibilidades que se manejan es un problema mecánico desconocido, un error humano o la contaminación del aire por un incendio.