Cuando el 5 de agosto un derrumbe sepulta a 33 mineros, los medios no prestan demasiado atención. Sólo pasaron a la primera plana mediática cuando el día 22, después de 17 días incomunicados, el grupo logra hacer llegar esta nota a través de la sonda que había sido enviada por los equipos de rescate." Estamos bien en el refugio los 33 ".
La esperanza renace y los familiares lo dejan todo para instalarse en la boca de la mina San José, técnicos, mineros experimentados, y la mismísima NASA, se emplean a fondo para sacar a sus compañeros con vida.
Se idean todo tipo sistemas para alimentarles, medicarles y para mantenerles en contacto, primero, vía telefónica y después por videoconferencia . El mundo les pone rostro, los mineros han perdido entre 8 y 10 kilos y han logrado sobrevivir tras haber racionado inteligentemente sus alimentos.
Ahora, gracias a la tecnología, pueden disfrutar del fútbol , festejar el bicentenario del país y saber cómo va aumentando la familia. "Se iba a llamar Carolina-Elisabeth, pero ahora todo cambió. Se va a llamar Esperanza Elisabeth". Pero también se airean ante todo el país la doble vida amorosa de algunos de los atrapados.
Mientras la operación "San Lorenzo" avanza a toda máquina hasta que el 17 de septiembre una perforadora llega hasta los mineros y ayer se culmina el plan B . Las cápsulas Fénix, como el ave mitológica, están ya preparadas, para devolver a los 33 a la vida.
