Conflicto en Ucrania

La diplomacia intenta evitar una guerra en Europa

Los fantasmas de revivir una guerra en suelo europeo nunca habían estado tan presentes en las últimas décadas. Rusia rodea militarmente Ucrania y la OTAN despliega batallones en su flanco este para tratar de disuadir al Kremlin de cualquier agresión. En este contexto pre bélico, Europa incrementa sus esfuerzos para que la vía diplomática tenga resultados antes de que sea demasiado tarde.

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Las próximas horas van a ser un maratón de viajes, reuniones, llamadas y apretones de mano entre autoridades de uno y otro bando. Enmanuel Macron ha tomado la iniciativa entre los socios europeos y busca ser el interlocutor principal de Vladimir Putin. Después de hasta 3 llamadas telefónicas en la última semana entre los dos, finalmente el francés visita Moscú personalmente para convencer a Rusia de que rebaje la tensión.

Desde el Palacio del Elíseo, aseguran que son conscientes de que "esta visita no resolverá por si sola el conflicto, pero creen que puede ser un excelente punto de partida". Macron, antes de viajar, ha coordinado su mensaje con otros líderes comunitarios y con el secretario general de la OTAN. Europa sabe que la unidad es clave en esta crisis, en la que Rusia busca continuamente dividir al enemigo.

Nadie duda de las buenas intenciones del presidente de Francia, aunque también hay que tener en cuenta que Macron tiene unas elecciones presidenciales en dos meses y esta imagen de líder respetado en el mundo global y de muñidor de acuerdos de paz, le puede venir bien para conseguir la reelección.

En la parte contraria, está su colega alemán, el recién elegido Olaf Scholz, criticado últimamente por la postura tibia que Alemania está adoptando contra Rusia en esta crisis. El canciller alemán viaja a Washington para reunirse con Joe Biden en un intento más de consensuar los pasos entre Europa y Estados Unidos aunque, desde el inicio del conflicto, es cierto que los dos bloques han ido de la mano en todo momento.

Las próximas horas serán frenéticas. Hasta 5 aviones oficiales aterrizarán en Kiev con ministros de Exteriores europeos, que buscan mostrar públicamente su apoyo a Ucrania. Veremos la foto de los ministros de Francia, Alemania, Austria, República Checa y Eslovaquia. El titular austriaco resumía a la perfección el sentimiento que hay en algunas cancillerías: "aunque mi país, Austria, es un estado neutral desde el punto de vista militar, no somos neutrales ante la violencia. Cuando se trata de la integridad territorial de un estado soberano nunca permaneceremos en silencio”.

Posturas diferentes entre los aliados

<>Los gobiernos occidentales han permanecido unidos desde el principio en su respuesta a Rusia. Se han preparado sanciones financieras conjuntamente y se ha mantenido un mismo mensaje de firmeza contra Rusia a los dos lados del Atlántico. Sin embargo, han surgido algunas grietas en el ámbito de la donación de armas al ejército de Ucrania.

Hay países que creen que la disuasión debe pasar por ahí y desde Washington, Londres o Varsovia ya se han enviado varios lotes de armamento pesado y munición. Otras capitales no lo ven necesario e incluso, desde Berlín, se apunta a que podría ser contraproducente para hacer triunfar la vía del diálogo.

Sanciones preparadas

La amenaza de aprobar duras sanciones económicas contra Moscú ha sido la vía privilegiada desde que Rusia comenzó el despliegue en la frontera ucraniana. Advertencia como forma disuasoria. Bruselas asegura que los trabajos están muy adelantados y que, si se da el paso, las medidas se podrían aprobar en cuestión de días.

Las sanciones, aseguran en la Comisión Europea, no tendrían precedentes en la historia de la UE, serían las más severas que se hayan visto en Europa. Sabemos que tratarían de dejar a la economía rusa aislada de la escena internacional y de los mercados globales; y también se restringirían los intercambios comerciales con el mercado interno europeo, un duro golpe para Moscú ya que la Unión es el primer inversor en este país. Pero, a día de hoy no tenemos el detalle de cuáles serían. Fuentes comunitarias aseguran que públicamente no quieren dar pistas al Kremlin, no quieren que Putin pueda medir sus movimientos y saber si le saldría barata una invasión en Ucrania.

Precisamente, el mayor de los problemas en esta crisis es que nadie sabe lo que tiene en la cabeza Vladimir Putin. Fuentes de la OTAN reconocen que igual todavía ni él mismo ha tomado una decisión, pero lo que es seguro es que la presión militar rusa en la frontera es máxima y que se está repitiendo, paso por paso, lo que pasó en Crimea hace 8 años. A día de hoy la península de Crimea es rusa de facto y la comunidad internacional sigue viendo desde lejos cómo la Rusia de Putin se salta las leyes internacionales más fundamentales, como es la soberanía o la integridad territorial de un país libre.

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