Los manifestantes marcharon bajo el lema "Aún no hemos dicho la última palabra. Estos días están dedicados a Alexis" y, a la mitad del recorrido, algunos encapuchados se separaron del grupo para destrozar mobiliario urbano y lanzar piedras a edificios públicos.
A raíz de esto la Policía respondió con el lanzamiento de gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Los enfrentamientos se saldaron con diez detenidos, uno con una herida leve en la cabeza.
El centro de la capital helena se vio bloqueado por estos disturbios, varias calles principales como Panepistimiu, Stadiu o Vasilissis Sofias fueron cerradas al tráfico y las paradas de metro Panepistimio y Syntagma -bajo el Parlamento- fueron cerradas a su vez.
El 6 de diciembre de 2008, un policía disparó a un grupo de jóvenes en el barrio ateniense de Exarjia entre los que se encontraba Alexis Grigorópulos, de 15 años, quien murió en el acto. Este asesinato provocó el estallido de una revuelta ciudadana que duró veinte días y se extendió por todo el país.
Desde entonces, cada 6 de diciembre se celebran manifestaciones en su recuerdo después de las cuales suelen haber enfrentamientos con la policía.
La madre de Grigorópulos, Gina Tsalikián, lamentó los enfrentamientos porque "empañan la memoria" de su hijo, según declaró al canal privado griego Ant1, y exhortó a evitarlos.
"Niegan la memoria de Alexandros con su comportamiento y, por extensión, afectan el honor y la reputación de nuestra familia", añadió.
Hoy también se han celebrado protestas en otras ciudades del país como Salónica, la segunda más habitada, donde se replicaron los enfrentamientos entre manifestantes encapuchados y agentes de policía, así como los destrozos de mobiliario público.
Además, la facultad de Teología de la Universidad Aristóteles de Salónica fue ocupada por grupos antisistema, que bloquearon la entrada del edificio con muebles de las aulas.
A esta manifestación en Atenas se han sumado otras en ciudades como Salónica, Patras y Ioánina.