La exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos ha puesto de manifiesto la dificultad con la que las sociedades afrontan la memoria de su pasado más oscuro, prueba de ello es el destino de otros líderes autocráticos que, o bien presumen de gloria eterna en un mausoleo, o están condenados al escarnio y al olvido. En la historia del siglo XX hay ejemplos para todo.
Antonio de Oliveira Salazar (Portugal)
El portugués Antonio de Oliveira Salazar (1889-1970) se cayó de una silla en 1968 mientras disfrutaba de unas vacaciones en la playa. Tal fue el golpe que se dio en la cabeza, que días más tarde le diagnosticaron una trombosis cerebral que le llevaría a la tumba dos años después.
Sin que guarde relación con el golpe que se dio en la cabeza, otro golpe en 1975 –esta vez intencionado- decapitó una estatua en su honor en Santa Comba Dao, donde nació el dictador. Un grupo de nostálgicos quiso restaurarla en 1978, desembocando fuertes protestas que se saldaron con 18 heridos, según cuentan las crónicas. Hoy tiene su tumba en Vimieiro, en Santa Comba Dao.
Benito Mussolini (Italia)
El dictador fascista italiano Benito Mussolini (1883-1945) fue ajusticiado a tiros el 28 de abril de 1945 en las proximidades de Como, enclave sito entre Milán y la frontera con Suiza. Su cadáver fue trasladado junto con el de su amante, Claretta Petacci, a Milán, donde fueron colgados en una gasolinera en la Plaza de Loreto y envilecidos por la multitud. Lo que quedó de su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Milán en una tumba anónima con el número 384. Un año después, tres nostálgicos del fascismo robaron el cadáver, pero se encontraron con el dilema de qué hacer con él.
Los restos deambularon durante dos semanas ocultos en el maletero de un coche, hasta que uno de los ladrones, Domenico Lessini, entregó el cuerpo, que en su periplo perdió dedos y varios fragmentos, al padre Parini, del convento de Sant´Angelo. Las autoridades -enteradas del asunto- y la Iglesia decidieron ocultar el cadáver en el convento capuchino de Cerro Maggiore, donde se escondió bajo el altar y, posteriormente, debido al mal olor, se guardó en un armario. Ya en 1957, el Gobierno italiano decidió sacarlo y devolver el cuerpo a la familia del dictador, que lo enterró en la capilla familiar en el cementerio de San Cassiano.
Adolf Hitler (Alemania)
El dictador nazi Adolf Hitler (1889-1945) se disparó en la cabeza el 30 de abril de 1945 mientras que su amante, Eva Braun, recurrió al envenenamiento con cianuro. No obstante, la falta de información acerca del paradero de sus restos mortales y la confusión provocaron un sinfín de especulaciones acerca de que podría haber sobrevivido a la II Guerra Mundial.
Esta duda fue incentivada por la URSS, que ocultó durante años las circunstancias que rodearon al paradero de su cadáver. Hitler se estableció en el búnker de Berlín en enero de 1945 desde donde gestionó un Tercer Reich en descomposición ante el avance los aliados. Finalmente el 30 de abril de ese año reunió a sus más próximos para despedirse de ellos ante el estupor general y ordenó que el personal que no fuera imprescindible abandonara el lugar. Llamó a Otto Günsche y a Heinz Linge, asistentes suyos, y les indicó cómo actuar cuando se consumara su suicidio y el de su amante.
Tras confirmarse su fallecimiento los asistentes envolvieron los cuerpos de Hitler y Eva Braun en una alfombra y los arrojaron a un agujero de obús, donde fueron rociados con 200 litros de gasolina y se les prendió fuego. Un bombardeo en el momento de la incineración impidió concluirla, por lo que se optó por enterrar los restos.
El Servicio Federal de Seguridad Ruso confirmó –ex KGB- informó en la primera década de este siglo que una unidad soviética del departamento de contrainteligencia (Smersh) localizó los cadáveres el 9 de mayo, que fueron trasladados a una base secreta en la localidad alemana de Magdeburgo junto a los de la familia Goebbles, donde fueron enterrados.
El 13 de marzo de 1970, el entonces presidente del KGB, Yuri Andrópov, pidió al Politburó comunista autorizar la destrucción de los restos de Hitler y del resto de personas que le acompañaban en el enterramiento para evitar que, en caso de localización de la tumba, ésta se convirtiera en un lugar de peregrinación de sus fanáticos.
Finalmente, el 4 de abril de ese año se procedió a la exhumación y destrucción de los restos mortales mediante su incineración en un descampado cerca de la ciudad de Schönebeck, a 11 kilómetros de Magdeburgo. Las cenizas fueron arrojadas al río Biederitz. Únicamente se conservan de los restos de Hitler una parte de su mandíbula (custodiada en el archivo del FSB), mientras que en el Archivo Estatal de Rusia permanecen algunos restos de su cráneo.
Nicolae Ceausescu (Rumanía)
En Rumanía, casi todo lo que rodea al dictador comunista Nicolae Ceausescu y su mujer, Elena, se ha convertido en atracción turística. Desde la casa natal de Nicolae, el lujoso palacio de 80 habitaciones y 14.000 metros cuadrados que fue su residencia oficial, hasta sus tumbas y la base militar en la que fueron fusilados en 1989 tras un rápido juicio de menos de dos horas funcionan en la actualidad como polos de atracción de turistas. El matrimonio está enterrado en el cementerio de Bucarest y son numerosas las empresas turísticas que ofrecen visitas guiadas a sus tumbas.
Vladimir Lenin (Rusia)
El cadáver de Lenin (1870-1924) también es objeto de polémica. Sus restos reposan en un mausoleo de mármol rojo y granito en la plaza Roja de Moscú que se ha convertido en una atracción turística al estar abierto al público. Lenin no dejó escrito testamento tras su muerte y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición pública del cadáver del finado y dejó claro que éste había expresado su voluntad de descansar junto a su madre y su hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.
Tras su muerte se decidió que su cuerpo se expusiese durante un tiempo. No obstante, la afluencia de curiosos provocó que las autoridades soviéticas convirtieran en permanente la exposición de los restos de Lenin. La polémica en torno a su cadáver reside en el debate sobre la conveniencia de enterrarlo, algo que no está en la agenda de las autoridades rusas, a pesar de que, según distintas encuestas, lo apoya el 60% de la población y algunos políticos locales.
Joseph Stalin (Rusia)
El sucesor de Lenin responsable de una brutal dictadura que eliminaba cualquier conato de oposición fue inicialmente embalsamado en el mausoleo de Lenin en Moscú, tras su fallecimiento en 1953 por un derrame cerebral. Años después, el sucesor de Stalin, Nikita Jruschov, denunció las purgas y crímenes de Stalin y decidió trasladar su cuerpo fuera del mausoleo, a una tumba instalada en la Necrópolis del Muro del Kremlin, a unos 20 metros del mausoleo.
Josip Broz Tito (Yugoslavia)
El líder comunista de la antigua Yugoslavia desde 1945 hasta 1980 está enterrado en el mausoleo de la Casa de las Flores, un invernadero construido en el sur de Belgrado cinco años antes de su muerte con el fin de albergar sus restos. Cerrado durante más de una década tras la descomposición de la Federación, se reabrió de nuevo al público en 1996. Los aniversarios de su muerte o su cumpleaños son fechas en la que los nostálgicos de la antigua Yugoslavia suelen acercarse a la Casa de las Flores para honrar su memoria.
Jorge Rafael Videla (Argentina)
Otro personaje que también tuvo un final escatológico fue el dictador argentino Jorge Videla (1925-2013), que murió en la cárcel sobre un retrete. Según un informe del Servicio Penitenciario Federal del que se hizo eco el diario ‘Clarín’, el dictador fue encontrado sin pulso en su celda. Cumplía cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad y se le encontró muerto sentado sobre su inodoro. Su final cobra sentido si se tiene en cuenta que el día anterior se le había diagnosticado una diarrea, según el mismo informe.
Hoy en día, Videla está enterrado en el cementerio del municipio de Pilar en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, según desveló 'Clarín', está enterrado con un nombre falso, ya que en su tumba tan sólo aparece la inscripción "Familia Olmos", cuando quien en realidad yace allí es este dictador con final diarreico.
Augusto Pinochet (Chile)
Los restos del general chileno reposan en una capilla privada de su familia en Valparaíso. El dictador falleció en 2006 a los 91 años de edad, en un momento en que la justicia chilena había iniciado el procedimiento para encausarle por alguno de los crímenes cometidos durante su dictadura, que eliminó y reprimió a miles de opositores, muchos de los cuales siguen hoy desaparecidos.